Revista de ArteS
N° 26
Mayo / Junio 2011 Buenos Aires
Argentina

 

 

 

 

 

 

 

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INDICE TEMATICO GRAL.
Poesía y posmodernidad
Algunas tendencias y contextos
Carlos Fajardo Fajardo*

 

POESÍA Y CIBERCULTURA: LOS CIBERPOETAS


Hemos entrado a familiarizarnos con los impactos que las tele-tecnologías y la cibercultura producen en las esferas artísticas. Esta revolución microelectrónica cambia cantidad de categorías con las cuales hasta ahora habíamos pensado la poesía. Interesante observar cómo en los encuentros y festivales de poesía se le está dando especial participación y escucha a estas nuevas formas de exploración poéticas, las cuales más que analizarlas con un moralismo tecnofóbico, debemos acercarnos a ellas rescatando las posibilidades de los diferentes lenguajes que en el fondo proponen los ciberpoetas. Ni apocalípticos ni integrados queremos ser al realizar una aproximación a estas tendencias tecno-imaginativas; ni conciliadores ni radicalmente resistentes, sólo tensos y expectantes, asumiendo la vigilancia con ojos críticos, pues si algo poseen estas iconosferas es su capacidad de seducción y embrujo. De allí que aceptemos la frase de Mc Luhan, pronunciada en 1973, a los tecnofóbicos radicales: “los hombres de formación literaria no entienden la TV, ni la radio” y es probable que actualmente no entiendan la Internet.

La poesía posmoderna hace parte de toda esta gama de cultura audiovisual y se integra a la fotografía, el cine, las ilustraciones informáticas, páginas web, a revistas digitales, hipertextos, etc. Se ha desplazado de Guttenberg hacia la galaxia digital. Los poetas actuales, educados y casi alfabetizados por la cultura mediática, se han nutrido de la exaltación de la imagen; su modo de sentir y percibir es audiovisual. Este proceso educativo ha llevado a reconsiderar las teorías poéticas pensadas antes de que la cultura estuviera inundada de “guerras blandas” y redes o por la inmediatez, lo instantáneo, la ubicuidad y la aceleración telemática.

Entre los conceptos poéticos que se comienzan a mudar, está el de autenticidad personal, solitaria y contestataria al mundo burgués capitalista, tan propios del poeta vanguardista. El joven ciberpoeta no teme hacer parte de la imagen pública y convertirse en noticia o marca efímera. Tal vez no desea permanecer en la memoria histórica, sino en la memoria fugaz de las redes blandas. Su trascendencia está marcada por lo que puedan perdurar sus textos en la red. La memoria aquí muta también de significado: es una memoria global inmediata, heterodoxa, simultánea, ubicua, contraria a la memoria grávida, crítica, que construyó los conceptos de “actor social”, “necesidad histórica” y “heroísmo histórico”, tan caros a los siglos XIX y XX.

Con el predominio de la iconoadicción, el poeta ciber también ha ido cambiando el concepto de lecto-escritura. La sensibilidad hacia lo mediático establece ciertos códigos que se integran al acto escritural, códigos observados en las páginas web y revistas digitales. Tránsito de lo verbal a lo icónico. De la homogeneización lecto-escritural a la heterogeneidad hipermedia. Poesía para lo presente. El “ahora” adquiere mayor importancia que el “aquí” en la omnipresencia del tiempo real para los ciberpoetas. Cambio de noción sobre el tiempo. Al suprimir casi toda preocupación por el futuro, sólo queda la entrega total al instante, a la perpetuidad fugaz. La poesía se hermana con los deportes límites, extremos. Poesía extrema, a veces con matices tremendistas.

La vivencia del “instante” ha sido exaltada, a través de la historia de la poesía moderna, como una fuerza permanente de afirmación vital por parte del poeta. La conciencia de la mortalidad y de la inevitable presencia del fin, lleva implícito la angustia que promueve una rebeldía metafísica artística.

Vivir la “eternidad del instante”, “vivir en poeta”, “atreverse a vivir la poesía” más que frases son posiciones ético-poéticas donde se invita asumir la intensidad de la vivencia como sujeto autónomo, temporal e histórico. La poesía moderna hizo de tal actitud una propuesta contestataria, contracultural, poniendo en tela de juicio la vida pacata, normativa y esclava de las leyes burguesas. Sin embargo, el “ahora” del joven posmoderno, no integra la fuerza de rebeldía metafísica ni histórica. Vive el instante sí, pero un instante que no se perpetúa ni et.erniza. No existe aquí esa “consagración del instante” como la denomina Octavio Paz. Las luchas del poeta moderno por instaurar presencias donde antes existían ausencias; por eternizar, a través del lenguaje, lo que se fuga, toman otros matices en la ciber poesía y en la pantallización cultural. El tríptico del mercado global: consumo, uso y desecho, ha sido asimilado por las sensibilidades hasta ser producido como imaginario cultural y estético. La poesía posmoderna fluye familiarizada con esta atmósfera posindustrial, la cual no desea trascendencia artística ni permanecer en la memoria histórica. Artes límites, artes extremos. La perpetuidad del instante, que tantos traumas causó a los artistas modernos, se rechaza o ignora con una mueca cínica -que no irónica - en estos mapas ciber estéticos con sus tecnologías de la aceleración.

Poesía y tecno-imaginación; poesía de procesos multimediáticos (palabra, sonido, expresión, movimiento, duración) la cual fragmenta los regímenes estéticos tanto clásicos (objetuales) como modernos (subjetivos), predominando el proceso sobre el objeto y el sujeto e imponiéndose el zapping hipertextual como medio para elaborar la obra de arte.4

Los ciberpoetas actuales están captando una telépolis transnacional y su percepción se procesa en red, construyendo el sueño de estar en todas partes y en ninguna. Poetas de un mundo desgravitado y telepresencial. La tecno-virtualidad y la tele-globalización están produciendo unas poéticas que no habíamos ni siquiera sospechado. Flujo, aceleración, velocidad, posibilitan que hablar desde la percepción del objeto real - que tanto nos dijeron los antiguos y modernos - se comience a escuchar como algo extraño. ¿No se estará gestando una poética con sensaciones virtuales y percepciones telemáticas en red? La virtualización del mundo, aceptada por el colectivo, hace parte de la cotidianidad del ciberpoeta. Poetas en línea construyendo metáforas sobre el ciberespacio y los ordenadores. Si los juzgamos con los paradigmas de la modernidad estética, seríamos probablemente injustos con los cambios de sensibilidades que están proyectando formas diversas en la obra de arte. Habrá que esperar algún tiempo para que estos nuevos lenguajes y procesos se afiancen y desechen tanta basuralización como la que en algunas revistas electrónicas actualmente encontramos.

Ante la ciudad global, en un futuro cercano, el poeta será ciudadano virtual. Por la velocidad ¿perderá la capacidad de pertenencia y participación a un territorio y de distancia? Junto a esto, los conceptos de realidad y grandiosidad de la naturaleza se disuelven fácilmente por las tecnologías electromagnéticas. El anonimato y la soledad del poeta futuro estarán dados por la sensación de encarcelamiento en un mundo reducido y casi liquidado en su extensión planetaria por las redes. Si el sentido actual de anonimato es el confinamiento en medio de la expansión activa de las ciudades, al poeta futuro se le abrirá la posibilidad de dominar en el “ahora” las distancias y, por lo tanto, de disolver la idea de espacio extensivo. De allí el cambio de concepto de anonimato: un poeta anónimo virtual en la megápolis global intensiva. Poetas de la velocidad que nos hablarán y se horrorizarán quizá de las guerras electrónicas, de las democracias virtuales, de bombas informáticas, de las clonaciones y de la difícil tarea de distinguir entre humanos y replicantes por los avances de la bio-tecnología.

Nuevos escenarios esperan a los poetas. Escenarios de flujos y redes en las telépolis desterritorializadas, descentradas e híbridas. Sus imágenes, los códigos de habla urbana, surgirán de la virtualización de lo social. Los poetas actuales, y más en el futuro, están generando un gran gusto por lo ingrávido, lo leve, contra la monumentalidad de la estética moderna. Multimedia de sentidos, poesía en multimedia, creando imágenes blandas, volátiles, veloces, donde el zapping es un deber ser para su lecto-escritura. Poeta collage, poesía en bricolage. Poesía de lo inmediato, de la memoria instantánea global, decíamos arriba; poesía del acontecimiento telepresencial donde las manifestaciones reales se reemplazan por pixeles en aceleración. Poesía del tiempo-luz, de la energía en información. “El arte ya no habla más del pasado, ni representa el futuro, se convierte en el instrumento privilegiado del presente y de la simultaneidad” (1998, 138).

 

POESÍA EXPERIMENTAL POSMODERNA


Poemas Performances, Poesía Fónica, Polipoesía, Poesía Fractal, Holopoesía, Poemas Objetos, Videopoesía, Poemas Plásticos…son algunos de los multiprocesos de experimentación que se están produciendo en las poéticas posmodernas. Hijas de la hibridación de los géneros y proyectadas en una escenografía cultural de la descentralización y ruptura con la concepción unitaria y orgánica del arte moderno, son estas poéticas la mayor garantía de expresión de libertad imaginaria, cuyos antecedentes se pierden en la niebla de los tiempos. Se sabe que casi todas las vanguardias propugnaron por llevar a cabo un “experimentalismo” en las producciones artísticas, muy unido a la idea de experimento científico-técnico de principios del siglo XX. Dadá, Surrealismo, Futurismo, Expresionismo, Ultraísmo, Creacionismo, lograron fusionar géneros y discursos diversos que se creían incompatibles, pero que producían un efecto seductor, mágico y maravilloso. Así, las diversas artes se conjugaron para crear una polifonía multi-estética, multi-sensitiva. La Poesía Experimental, manifiesta en la posmodernidad, ha continuado indagando en los procesos de hibridación de los géneros.

Estos procedimientos sincréticos han creado, por ejemplo, la llamada Poesía Sonora, cuyos orígenes se remontan a tiempos antes de Cristo, con las composiciones denominadas Tautogramas, donde el punto fuerte de los versos “reside, justamente, en la lozana sonoridad y no en el significado” (Dick Higgins, Catálogo de la Exposición Poesía Experimental, 2001, 18). En la poesía sonora, es el elemento acústico “el que determina su valor estético y formal” (Higgins, 18) constituyéndose este valor en el componente básico que produce el significado. Aquí, el sonido es el que genera el sentido poético. En palabras de Higgins, “ cuando está representado a lo vivo, el poema sonoro se sirve de otras cuestiones que parten de su integración a otros medios y lenguajes: espacio, gestualidad, vídeo, interacción con el público. Sin embargo, todos estos elementos deben participar dirigidos por el proyecto del poema sonoro e integrado en un proceso de montaje, de relación intersígnica intermedial” (19). Tal como se plantea, la poesía sonora retoma la estructura de multimedia donde se conjuga el arte con la alta tecnología, junto a las acciones más primigenias y rituales del cuerpo y los sentidos. El poema, así comprendido, pasa del texto escritural, e incluso oral, al texto multimediático. El resultado de estas interesantes y seductoras fusiones lo encontramos en la Poesía Performática. Los poetas Clemente Padín (Uruguay), Enzo Minarelli (Italia) y Fernando Aguiar (Portugal), invitados al XI festival Internacional de poesía de Medellín, son grandes exponentes de dicha poesía.

En las “puestas en escena” de sus acciones poéticas, Clemente Padín hace dialogar lo irónico, lo lúdico, la sátira, logrando gratas sensaciones extremas donde es el espectador el que resuelve el poema visual, lo completa, pues Padín lo invita a pasar a la otra orilla por medio de la innovación, la evocación y lo imaginario. El lector de este texto visual, se transforma en poeta al ser inducido a producir el poema como símbolo, es decir, como sugerencia y seducción. La gracia simbólica de los poemas performances de Clemente Padín, se nutre de una cotidianidad exaltada por el devenir de lo trágico-cómico. De allí su visión de la vida como fortuitos y azarosos encuentros o desencuentros plurales, manifiestos en su exhaustivo trabajo.

La Poesía Performática de Enzo Minarelli transita por varias posibilidades. El teatro, la poesía sonora, el vídeo, la poesía digital, sirven a éste para explorar las múltiples posibilidades de lo poético. En su trabajo sonoro, entran el humor, las técnicas vocales, los susurros, los gritos junto a las tele-tecnologías actuales. Al poner en escena la Polipoesía, funcionan como catalizadores el sonido, la imagen y la palabra hasta lograr una atmósfera de sensaciones que más que decir sugieren lo que es un poema. La Polipoesía, término creado por este poeta, “es concebida y realizada para el espectáculo en vivo; se apoya en la poesía sonora como prima donna o punto de partida para establecer relaciones con la música (acompañamiento o línea rítmica), la mímica, el gesto, la danza, la imagen, la luz, el espacio, las vestimentas y los objetos” (Enzo Minarelli, Catálogo de la Exposición Internacional de Poesía Experimental, 2001, 19). La polipoesía polifónica, polilinguística, polifuncional, llega a ser en Minarelli una manera de mostrar la infinidad de posibilidades desde las cuales la poesía posmoderna actual está explorando sus lenguajes como fragmentación, descentramiento y ruptura con las tradicionales poéticas orgánicas, unitarias y cerradas de los modernos. (Confróntese, por ejemplo, el CD- rom de polipoesía “Cinema/Museo; In/forma di Catalogo”, Cento, Italia, 2001. El CD. de Poesía Sonora “coralmente me stesso”, Cento, Italia, 1998 y el Larga Duración “The Sound Side of poetry”, Cento, Italia, 1990)

Por su parte, el poeta portugués Fernando Aguiar, considera que la poesía performática “contiene ese aspecto de sincronismo de acción/reacción que hace vivo el poema. Las personas asisten al nacimiento y al término del poema. Observan a quien crea y la ejecución del poema, ayudando, a veces, a su creación (…). Posibilita la información integrada recíproca e instantánea. Apela a la participación. ( Catálogo…19). Se aprecia aquí que la práctica del poema deja de ser un acto solitario y pasa a convertirse en un acto público, espectacularizado en tanto entra a ser representado en vivo y en directo. Este espectáculo de la poesía performática llega a ser ambiguo, puesto que puede caer en la mediocridad facilista del poema light - tal como lo anunciamos arriba - o bien puede producir un gran sentido de calidad estética, en donde la exploración del lenguaje, la disciplina creativa y el conocimiento de los procesos multimediáticos lleven al poema performático a un estallido simbólico imaginativo mayor. Desde luego, este último es el caso del poeta Fernando Aguiar. Palabra, teatro, plástica, texto oral y escritural, diseño gráfico, música, hacen parte de las “puestas en escena” de sus poemas. Este performer-poeta ha explorado distintas expresiones que pasan por la poesía concreta, la poesía visual, los poemas-objetos, llegando a la poesía bricolage y a las fusiones que se logran maravillosamente en sus experimentaciones. El poema es más que un texto escritural u oral llega a ser un multitexto, rizomático, descentrado, discontínuo, simultáneo, paradojal, contingente y laberíntico, sintonizado con las categorías de las estéticas posmodernas. La gran explosión o Big Bang que se produjo en las estéticas unitarias y universalistas, elevó la alteridad, el discenso, la variedad y la heterogeneidad a conceptos artísticos. El poeta rompe con lo uniforme y asume una “vida en plural” (Fernando Pessoa). Del sujeto centrado, autónomo, al sujeto múltiple y plural. El poeta Aguiar acepta el desplazamiento de una sensibilidad a otra; teje nudos, redes y no linealidades ni fundamentos últimos. Sus rasgos están en la multi-identidad y diversidad. Fernando Aguiar manifiesta en su obra, sin traumas ni sentimientos de culpa, estos estupendos desplazamientos estéticos. (Confróntese, por ejemplo, sus libros “Os Olhos que o nosso olhar nao vé”, antología de poesía, 1972-1980. “Poemografías. Perspectivas da poesía visual portuguesa”, Lisboa, 1985. “Minimal poems”, Alemania, 1994; “Indicis”, Barcelona, 1995; y sus obras Poesía sonora IV, 1996; Soneto a cuatro voces, 1986, rede de canalizacao, 1983; Discorso (s) Polipoesía, 1991…).

Por otra parte, en la llamada Videopoesía observamos cómo se integran las tele-tecnologías en la creación de poemas. Aquí “el movimiento incorporado al texto es la principal contribución que el lenguaje del vídeo trajo a la poesía… Se amplía la noción de tiempo de los vocablos y se quiebra la linealidad de la lectura, revelando los textos según la programación del autor, con las palabras en movimientos distintos del tradicional de arriba abajo y de izquierda a derecha” ( Álvaro Andrade García, catálogo de La Exposición de poesía Experimental, 19). La videopoesía facilita superar al texto tradicional lineal y cerrado, puesto que provoca una lectura pluridimensional de distintas formas cuantas veces se desee. “Texturas, colores y formas revistiendo y haciendo de fondos para las palabras, permiten la superposición de elementos de las artes plásticas en el encadenamiento sintético de los poemas. La videopoesía acerca inmensamente esas dos formas de expresión, tradicionalmente tan afines” ( Andrade garcía, 19).

Hija de la cibercultura, la Holopoesía es la máxima expresión artística de la era digital computacional. Poesía producida gracias a la realidad tecno-virtual y realizada en el espacio inmaterial tridimensional en constante transformación. Según el brasileño Eduardo Kac, la Holopoesía, en contraste con la poesía visual, “pretende expresar la discontinuidad del pensamiento; en otras palabras, la percepción del holograma no tiene lugar ni lineal ni simultáneamente, sino en fragmentos que el observador ve en función de las decisiones que toma, es decir, dependiendo de la posición que adopte respecto al poema” ( Catálogo Exposición… 20). Aquí los fractales son los integrantes mayores del Holopoema. Son creaciones de sintaxis nuevas, discontínuas, irregulares, indescifrables, no medibles por las tres dimensiones no euclidianas y cuya morfología posee el carácter estético de lo maravilloso. Los Holopoemas, igual que las figuras neobarrocas posmodernas, están dotados de dinamismo, inestabilidad y metamorfosis rítmicas graduales. “La percepción espacial de los colores, los volúmenes, los grados de transparencia, las transformaciones de la forma, la posición relativa de las letras y las palabras, y la aparición y desaparición de formas es inseparable de la percepción sintáctica y semántica del texto” (Catálogo..20). Poesía virtual. Poemas cuatridimensionales que integran no sólo lo espacial, sino lo temporal. De allí su fluidez, su fugaz percepción y la no permanencia en el tiempo. Poesía para la memoria instantánea global, promocionada e impulsada por la cibercultura. (Véase,por ejemplo, los Holopoemas de Eduardo Kac, Zero, 1991; Havoc, 1992; Holo/Olho, 1983). http://www.ekac.org/holosp.html

Un gran ejemplo de obra poética que reúne a la gran mayoría de las exploraciones aquí citadas, es el poemario multimediático Árbol Veloz, editado en tres formatos (libro, cd-rom y casete) del poeta uruguayo Luis Bravo, invitado al Festival de poesía de Medellín, en el cual encontramos intersecciones entre poesía visual performática, música, gráfica y poesía leída. Multimedia que construye una ciertaEstética del video-clip donde observamos el dinamismo de un collage de textos e imágenes en movimiento, secuencias en un tiempo no lineal, superposiciones de palabras con iconografías simultáneas, fluidez y aceleración que expresan la vida cotidiana de las actuales ciudades. Luis Bravo proclama en este trabajo la Velocidad como el actual mito de nuestra posmodernidad dentro del cual animación y escenario, fotografía y dibujo, lectura hipertextual y cortes transversales son aspectos fundamentales en su propuesta. En palabras del mismo autor, en esta obra “no hay sólo un espectador, como en la videopoesía; también hay un lector, un escucha y un operador que debe “navegar” por esa estructura arborescente…En este caso el “lector” lee y amplía la lectura. Incluso puede optar por leer mientras escucha el texto donde la voz y la música, trabajadas específicamente, generan un segundo nivel de “escucha”. En otro nivel están los info-videos (así se les denomina cuando están incluidos en el formato CD-Rom) que incluyen la banda de sonido y el trabajo de imágenes en distintas técnicas expresivas y, en este caso, desde diferentes estéticas”. De esta manera, Árbol Veloz se constituye en un granhipertexto, que nos invita a explorar sus universos multiestéticos y multimediáticos. El poeta, al decir de Mariella Nigro, se transforma en un “juglar cibernético” con “su laúd electrónico”, pero también en un poeta rizomático que nos seduce por su gran gama de posibilidades y exploraciones.

Como se observa, son múltiples las manifestaciones de la denominada Poesía Experimental en la posmodernidad. Sus rupturas, a veces radicales con las formas tradicionales de la poesía tanto clásica como moderna, son innumerables, llevando a los conservadores a dudar de su valor poético. No caemos en estos últimos. Creemos más bien que la poesía, como expresión de la libertad imaginaria, tiene licencia para marchar por los campos abiertos de la creación, aunque sólo legitimamos dichas creaciones en tanto su calidad poética se mantenga; de lo contrario, como muchas veces sucede con la basuralización cultural, aceptaríamos la relajación acrítica y una sensibilidad de lo incontestable y la conciliación.

BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS

- POSMODERNIDAD Y FESTIVAL
- CAMBIO DE PARADIGMAS; CAMBIO DE SENSIBILIDADES

- LA POESÍA LIGHT: IMÁGENES DE PASARELA
- POESÍA, TEATRALIZACIÓN Y FARÁNDULA
- POESÍA Y CIBERCULTURA: LOS CIBERPOETAS
- POESIA EXPERIMENTAL POSMODERNA
- Bibliografía
- Notas

 

 

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