por David Ghelman
En un diálogo que tuve con mi maestro japonés de meditación zen, me decía que le resultaba difícil entender a muchas personas y lo ejemplificaba así: "Juan o Juana dicen:Uy!… se rompió la copa!!! Yla copa estaba entre sus manos y partió de sus manos, luego se rompió, al llegar al suelo. No puedo entender cómo una copa puede asumir la responsabilidad de romperse a si misma. No puedo entender -seguía diciendo- cómo a Juan o Juana les cuesta decir: SE ME rompió la copa, SE ME cayó la copa, o puse en forma inadecuada la copa en ese lugar y por ese acto MÍO se ME rompió.”
Yo pude explicarle muy someramente que parecería ser que a muchas personas les cuesta asumir responsabilidades, o sentirse involucrados cuando “la copa” se les rompe, porque la causa puede obedecer a múltiples razones pero, por lo general, quien tiene la copa es responsable por su integridad.
Entre las respuestas cotidianas, la más básica y elemental es la mala suerte: justo a él o ella, le tocó estar cerca de la copa cuando ésta decidió romperse.
¡Uf, qué mala suerte, se rompió la copa!...
Entonces surgen las explicaciones: que el material con que se hizo estaba fallado -no importa que la copa tenga casi doscientos años; que el que la guardó la dejo mal colocada –aunque haya estado 50 años ubicada de esa forma, él solamente se acercó, abrió la vitrina y plash, se rompió; o simplemente la tomó entre sus manos y como estaba sucia de tiempo, o de otras manos, SE cayó y Se rompió. Evidentemente la culpa de su rotura fue de la copa. Juan o Juana, sólo dicen: “¿Viste? SE rompió en mil pedazos, ¡qué macana!. Ehhhh Juan, se rompió la copa -y si puede evitarlo, no lo dice. Por eso de ....si pasa... , pasa. Y si no pasa, traslada la responsabilidad a la copa y le dice todo lo que se le ocurre a la copa, recordando a sus ancestros que tuvieron que ver con la compra, uso y conservación de la copa. El dice: ¡qué mala suerte, justo cuando yo la tengo SE rompe!. Y dice: “Yo no fui, seguramente estaba rota” o “yo.... nada que ver…”.
Del mismo modo, nos acostumbramos a decir “se cayó el sistema y no se puede hacer ninguna transacción bancaria”; o “qué quiere que haga, se le sigue cobrando de más porque así lo dice la computadora”,
-- ...pero mire , acá están los recibos originales....Si, Ud. tiene razón, pero la computadora dice que Ud. no pagó y, si la computadora dice que no pagó, Ud. no pagó, porque así lo dice la computadora.
También cuando lo dice la TV. “Y mirá Juan... lo dijo la Televisión. Y si lo dice la televisión... es por algo. Y ... yo que vos le hago caso a la Televisión”.
O más ejemplos: “Si así no lo hicieres, la patria os lo demande.” Y ... ¿adónde busco a la Patria? ¿A qué dirección se fue? ¿Dónde atiende? ¿O está de vacaciones? (Si alguien sabe dónde está, dígame por favor dónde y cuándo atiende, ¿sí?... Gracias por la molestia. ) Uy, perdón, me estoy yendo del tema, con tantos estímulos por minuto ya me estoy confundiendo. Hablaba de la culpa de la copa por romperse y terminé hablando de la Patria ( o el mundo) que se está rompiendo. Creo que estoy empezando a sentir los efectos del stress. Uds. perdonen, pero ando medio perdido, saben? No sólo la copa se rompió…
Y así es, como me diría mi maestro de meditación: las cosas son impermanentes. Todo cambia. Hasta la responsabilidad y el respeto cambian. La copa debió cuidarse mejor. Yo me quedo tranquilo. Sé que nadie me vendrá a decir nada acerca de la copa y si lo hacen, les diré que la copa se rompió, y seguro que lo que quedó de la copa -sus restos destrozados- pagarán las consecuencias.
Aquel que la tenía entre sus manos y la dejó romper, aquel que no la cuidó bien, en algún momento necesitará de la copa para beber. Y ya será tarde para él. En algún momento, en algún lugar, el responsable de la copa, se mirará hacia adentro y podrá ver todo lo que hizo -o no hizo- para que la copa no se rompiera... ¿o se rompiera?. Sólo sentirá sus labios secos, y quizás, si lo tiene, también su corazón.
La mente es maravillosa. Siempre guarda las imágenes y la memoria sólo para decir que está la copa rota. Y para mostrar además, una y otra vez, cómo hizo para romperla. Y lo que no hizo para evitar que se rompa. Esa es la enseñanza de la copa. Así me lo dijo mi maestro de meditación. Y yo me quede pensando qué me quiso decir. El que permitió que la copa se rompa, deberá andar por su mundo evitando que los trozos de la copa rota lo lastimen…
David Ghelman
año 1 - número 5