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LA
ORDEN DE LA LIGA
Eduardo III Plantagenet, rey de Inglaterra, fue como le dicen hoy
una "pantera". (1) Había heredado la energía
y el denuedo de su abuelo, aquel Eduardo I que juraba por "Dios
y por los cisnes".
Era inquieto, valiente y audaz. Quería volver a instituir la
Mesa Redonda del Rey Arturo, para lo cual hizo construir la torre
circular de Windsor. Hacía andar a sus caballeros con un trapo
cubriéndoles un ojo. (2)
Inició contra Francia la guerra de los Cien Años. A
su primogénito, Eduardo, el primer príncipe de Gales,
le llamaba el Príncipe Negro. Y a su esposa, Felipa de Hainaut,
la dejaba en blanco.
Era medio picaflor, el tipo. Mariposón. Cargador. (3)
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Un mediodía,
fue de visita al castillo del conde de Salisbury. El conde no estaba,
pero- como muchas veces pasa- estaba la condesa. Eduardo se sintió
atraído de inmediato por ella. Y ella se mostró inexpugnable.
Propuso, él, que jugaran un partido de ajedrez. Lo jugaron.
Se lo ganó la condesa comiéndole la dama con un caballo
y dándole mate con un alfil. (4) Él quiso dejarle un
anillo como premio a tal victoria. Simuló ella, que lo aceptaba,
pero cuando ya montaba él su corcel de guerra, se le acercó
una damisela para devolverle, de parte de la condesa, la joya dada
con segunda -o tercera- intención.
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Otro cualquiera
se habría dado por vencido. Pero Eduardo hacía honor
a dos divisas: la de su abuelo -"pactum serva": sé
fiel a tu palabra - y la suya propia de "it isat it is":
es como es…
Y él se había dado la palabra a si mismo de que lo de
la condesa…"no podía quedar así."
El 19 de enero de 1348 organizó una fiesta en Windsor. (5)
E invitó a la condesa. Y bailó con ella. Y en mitad
de la pieza a ella se le cayó una liga al suelo. Una liga azul.
Eduardo levantó la liga un poco desconcertado al principio,
por que no sabía dónde ponerla. A cierta altura del
incidente advirtió las sonrisas maliciosas de los nobles presentes
en la fiesta. Fue ahí que repuesto de su estupefacción,
los miró fieramente y dijo sus palabras memorables:
-Honni sois qui mal y pense!
¡Maldito sea el que piense mal!
Y agregó, ya del todo recobrado, agitando la liga en el aire:
-Tal vez aquellos que hoy ríen sentiránse un día
honrados con llevar una como ésta.
Poco tiempo después instituyó "The Order of the
Garter" : La Orden de la jarretera. Vale decir: La Orden de la
Liga.
Es la Orden de Caballería más importante de Inglaterra.
(6) Y entre otras insignias lleva, aquellos a quienes se les otorga,
una liga de terciopelo azul en la pierna izquierda, con la frase que
pronunciara Eduardo III estampada en letras de oro: --Honni sois qui
mal y pense.
Y tal como él lo anticipó, los caballeros de la Orden
de la Jarretera se sienten honradísimos con pertenecer a ella.
O sea: consideran grande honor acatar entusiasmados lo que un día
fuera motivo de aparatosa burla.
¡Cómo conocía la gente Eduardo III!
(1) Del gripe phanter. De pan "todo", y theer, "fiera":
fiera completa.
(2) Seguramente para hacerles tener siempre presente que no hay que
creer mas que la mitad de lo que se ve.
(3) Castizamente debiera decirse iterativo, pero más grafico
resulta cargador, por referencia al afaníptero
(a) inquilino del perro flaco, que vive tratando de mudarse de perro,
y por ende, llevándole la carga a cuanto ser se avecine a su
costilludo local. a- Del afaníptero, del género pulex
(pulex irritans: pulga personal). Dícese que se llama afaníptero
(b) porque no tiene alas. Pero en realidad se le llama afaníptero
por que afana sangre.b- Griego: cphanis: invisible; pteron: alas.
(4) Jean Froisart, "Chroniques, Libro I Parte I Cap. CLXVIII.
(5) En plena peste negra. Véase el capítulo "Función
política y cultural de la rata"
(6) Después del rey -que es Gran Maestre nato-del príncipe
de Gales y de los príncipes de la sangre, la Orden comprende
solo 25 miembros.
WIMPI
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