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MAQUILLAJES

Vea amigo, si la dama acentuara levemente el carmín de sus labios y el caballero apenas la reciedumbre de sus hombros, podría uno llamarse a engaño y creer que estaba tratando de engañar, amigo: la una, respecto de una salud tumultuosa y el otro, con la salud de una inefable gallardía.
Pese que a la dama no le importa que se vea que deje el rouge en la servilleta, ni al caballero que le noten las geométricas hombreras.
Si no se trata pues, de hacer pasar por natural lo que no lo es; si la coqueta o el presumido no tienen inconveniente alguno en que los demás sepan que la forma de las cejas se consiguió con una pinza y la comba del pecho mediante la entretela, ¿qué es lo que obliga a que sigan estando las cejas arriba de los ojos y a que mantenga el pecho su piramidal tradicional?
Será uno mas claro, amigo: si el adorno es realmente adorno; si de la misma manera que una mujer no trata de hacer creer que la pluma de su sombrero le nace de la cabeza, tampoco trata de que se crea que es natural el rojo tulipán de las uñas, ¿por qué han de limitarse al sombrero de plumas y el color de las uñas a la gama del rojo?
A ésta altura, Curt Duchase le da a uno la razón, amigo.
Dice, en efecto, que a través de algunas experiencias podría llegar a establecerse que unas cejas en forma de serpentina, o varias cejas escalonadas de mayor a menor, le rendirían al aspecto del rostro mayor favorecimiento que las viejas cejas actuales.
¿Y por que no amigo? ¿Acaso ya muchas mujeres no se afeitan las cejas naturales y se pintan, en el sitio vacío, unas cejas a su gusto?
La coquetería femenina no trata de simular que es propio lo que se agrega, sino de demostrar de lo que se es capaz.

Por eso es que uno ha visto cabelleras teñidas de violeta. Y uñas que, que para que hicieran juego con el traje, se esmaltaron de verde.
¿Por qué si hay pelo violeta y uñas verdes, no puede haber mejillas azules y labios amarillos?
En realidad, el maquillaje no es una cosa nueva, amigo. El tatuaje de los primitivos, era un maquillaje.
Claro que el tatuaje de los primitivos perseguía un efecto mágico; quizás el de que sirviera para defender, a quien lo usaba, de los espíritus del mal.
Pero esa gente a la que nosotros resolvimos llamar salvaje, tenía un sentido del dibujo tan fino como el nuestro; y es así que se llenaban resueltamente la cara de líneas destinadas a fascinar el espíritu de los muertos.
El día en que el maquillaje actual se libere de ciertos convencionalismos limitantes - y nos demuestran que en camino de eso se va con las uñas verdes y el pelo violeta - ¿quién sabe lo que se pintarán las mujeres, amigo, para fascinar el espíritu de los vivos?

Del libro de Wimpi
Vea Amigo. Pág. 61.
Editorial Freeland - Año 197 4

JITANJAFORAS

Jitanjáforas quiere decir hoy, palabra que no quiere decir nada.
-palabra que nunca quiso decir nada-
Y con palabras que no quieren decir nada, se han compuesto magníficas estrofas que, al no querer decir nada, constituyen un progreso sobre las viejas estrofas de amor que siempre dicen lo mismo.

Faleja zizalimera
Del ponti gutimorén
Tupa, tupa, madrilona!
Ínjara la jilipén.
La printe de la escosura
Cisbóse la malalura
Ojodeojén!

Siempre es preferible a seguir con… "tu boca de grana", "tus ojos de cielo", "tus dientes de perlas"…

Wimpi
Viajes alrededor del sofá. Pág.69. Editorial Freeland - 1975