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UN
TANGO DE COBIÁN No sé si alguna vez
La suerte me dará
La gracia de escuchar
Un tango de Cobián,
Sentado al mostrador
De algún extraño bar,
de Londres o Turín,
Bruselas o Paris.
Si tengo en la ocasión
La noche a mi favor,
Y a mi favor, también,
Está la soledad,
El gran sentimental
Que soy, ha de llorar,
Con varonil pudor
Un llanto evocador.
II
Pero si soy así, como soy… ¡sentimental!...
Para evocar como me gusta, hasta llorar,
Sin duda están de más
El viaje y ese bar
De Londres o Turín.
Bruselas o Paris…
Para evocar como me gusta, hasta llorar,
No necesito salir de mi ciudad:
Me bastará encontrar,
Cualquier noche en cualquier bar,
Algunos tragos fuertes
Y un tango de Cobián.
I bis
El tiempo se me fue
De apuro y ya lo ven…
Aflojo al recordar
El tiempo que pasó;
Aquel de Bernabé,
De Suárez, de Casó (Casaux),
De Muiño, de Gardel,
Del viejo Chantecler.
También a mi ciudad
El tiempo le quitó
Acaso lo mejor
Que tuvo alguna vez:
Corrientes -la de ayer-
Angosta, popular,
Sensible a la emoción
Del tango en sus cafés. |
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El autor en Plaza San Martín, con el edificio Cavanagh de fondo
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