Shiro Daïmon es uno de los bailarines japoneses más destacados en la actualidad. Su técnica es minuciosa, completa en su triple rol de bailarín, actor y músico. Discípulo de los grandes maestros de Noh -Kanzé Tetsunojô- y danza Kabuki -Escuela Hanayagi-, llegó a dominar a la perfección el rol femenino, piedra esencial de actores y bailarines de teatro japonés tradicional.
Entre la tradición y la modernidad, Oriente y Occidente, danza, teatro y música, Shiro Daimon fusiona técnicas Noh y Kabuki con danza contemporánea con resultados sumamente originales y poéticos.
Con frecuencia se ha rodeado de músicos talentosos que realizan interesantísimas improvisaciones: Steve Lacy –como solista o en quinteto-, Eric Fischer, Lubat Bernard y, recientemente, Francois Rosse, y los músicos japoneses Yosuke Yamashita, Masahiko Togashi, Shonosuke Okura .
Shiro Daïmon presenta regularmente sus espectáculos en Francia, otros países europeos y Japón. En 1976 bailó, acompañado por las improvisaciones del gran saxofonista Steve Lacy en París, e inauguró así, una nueva concepción del arte, que partía de la tradición y se abría a la creación contemporánea.
A través de sus enseñanzas, Shiro Daïmon muestra que más allá de la forma, del esfuerzo muscular, hay un potencial de integración mente-cuerpo, al que las técnicas de respiración y concentración permiten acceder.
Según explica, cada uno posee características lunares –capacidad de reflexión de la luz, predominio de lo sutil, cualidad de lo femenino- y también carcaterísticas solares –predominio del espíritu de expansivo y masculino. Estos dos polos marcan los extremos de la expresividad humana, y, entre ambas, se halla la zona que él caracteriza como neutral, el campo donde, justamente, el espíritu se manifiesta.
La técnica implica, en una primera etapa, el entrenamiento de la respiración, y más adelante, la integración de la práctica del juego y la improvisación. Incluye trabajos preparatorios del cuerpo y la voz , trabajos sobre la creación de la KI , y trabajos de metamorfosis por improvisación.
En sus espectáculos, Oriente nutre a Occidente con su paciente mirada sobre la vida, nos sumergimos en un mundo natural y cósmico del que todos nos sentimos partícipes.
Concentración, imaginación y transgresión a partir de su cuerpo.
Es fundamental practicar las técnicas de concentración, el entrenamiento para poder respirar con precisión, como la naturaleza. Precisamente, el entrenamiento sobre los músculos de la respiración, refuerza la capacidad de concentración del espíritu y conduce a un estado permanente de sentir el soplo de Ki, la tensión de la vida.
Shiro Daïmon aborda en sus clases diversos aspectos:
- El trabajo corporal siguiendo la tradición japonesa centrado en la flexibilidad, fluidez y respiración.
- El entrenamiento corporal y de la voz , basado en ejercicios profundos de respiración y estiramiento.
- El entrenamiento sobre en la concentración y la presencia de la voz y el gesto.
- El entrenamiento en la creación de la KI.
- El entrenamiento en la metamorfosis por improvisación.
"Para encontrar el "fuego loco" de la propia danza, no hay ninguna regla o modelo… Hay que atreverse a "quemar el alma" y sumergirse en lo desconocido, que es completamente personal y se construye y deconstruye constantemente. "
|