Revista de ArteS N° 27 - Julio / Agosto 2011 - Buenos Aires - Argentina

 

 

 

 

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EL MATE

 

La historia del mate comienza entre  los guaraníes, que consumían hojas de yerba a la que llamaban  Caá, tostaban las hojas al fuego, las molían luego en mortero y las masticaban, como elemento energético o  las colocaban en una calabaza con agua de río y sorbían directamente, usando sus dientes como filtro o usando un canuto de caña (precursor de la bombilla actual).

Los  hechiceros de la tribu la bebían considerándola un elixir mágico.

Los españoles comenzaron a ingerirlo, le llamaron “hierba del Paraguay”  o “Hierba”. A fines del siglo XVI, las autoridades veían con preocupación la adicción de nativos y colonizadores y desde 1616 el gobernador de Buenos Aires, Hernando Arias de Saavedra, ordenó quemar  fardos de yerba a modo ejemplarizador y dictó un bando prohibiendo el  consumo de yerba mate con el siguiente argumento:

“Mandólos quemar porque el mate es un vicio que favorece a los enamorados”.

Su doble condición de alimentos y sustancia estimulante fue descrita en los informes periódicos de los misioneros jesuitas quienes promovieron el cultivo en forma orgánica y adoptaron el consumo preparándolo al modo del té inglés, con lo que fue conocido en Europa como el "té de los jesuitas”. También la usaron para  preparar tinta verde con la que escribían.

“..Todos los españoles, hombre y mujeres, y todos los indios beben esta yerba y cuando no tienen con que comprarla, dan sus calzones y frazadas, cuando le falta desfallecen y dicen que no pueden vivir.

Todos los indios la toman antes que amanezca y todas las veces que la tienen cuando trabajan, aunque no coman, con sola yerba se sustentan y se avivan las fuerzas para trabajar de nuevo...”

En los puertos del litoral era comercializada exitosamente, a tal punto que ante tan alto monto de las transacciones, la corona decidió imponer un gravamen llamado “de sisa”, destinado a la construcción de obras tales como los fuertes de Buenos Aires y Montevideo.

Durante la colonización española y a principios del siglo XIX las familias tradicionales utilizaban todos los días mates revestidos en plata con pie y asas del mismo metal. Existe una importante colección de mates en algunos Museos argentinos.

Mate y bombilla de plata - Museo Gauchesco Casa de Ricardo Güiraldes San Antonio de Areco - Buenos Aires

 

Bombillas rioplatenses de oro y plata. Siglo XIX

 

Sin embargo, el verdadero mate que se utiliza para servir la infusión es una variedad de calabaza en forma de pera que se convierte en un recipiente abriendo en la parte más estrecha la boca circular, se le sacan las semillas y se dejan secar.

Actualmente, el consumo más importante abarca Argentina, Uruguay, Paraguay, sur de Chile y sur de Brasil, se exportan a países del cercano oriente, y en menor proporción a Europa, Asia.

 

Los hechiceros de las tribus utilizaban el polvo de las hojas de yerba en las ceremonias religiosas.

Los españoles tuvieron una mala impresión del consumo de yerba, pero ellos la probaron y terminaron adoptándola.

Estudios científicos comprobaron la presencia de vitamina C en las hojas y otros beneficios de la infusión.

UN BUEN CEBADOR

Cualquier persona puede preparar un mate, pero no es fácil encontrar buenos cebadores de mate. Cebar no es simplemente verter agua caliente al mate, sino mantener el mate en condiciones agradables para ser tomado. Ese trabajo, en la época de la colonia, estaba reservado para sirvientes especializados: las cebadoras de mate.

 

Las costumbres han cambiado a través de los años, y si bien hay distintas modalidades de preparación que los amantes del mate practican, la mayoría de ellos jamás dejaría hervir el agua.

 

 

 

 

 

 

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