Nacida en París en 1965, gimnasta en sus comienzos y formada entre 1977 y 1980 en la escuela de la Opéra de París, ganadora de varios premios desde 1983, honrada, como Commandeur des Arts et de Lettres y condecorada con la Légion d’Honneur, fue la estrella máxima de una de las compañías clásicas más importantes del mundo: el mismo Ballet de la Opéra de París en cuya escuela había estudiado.
Guillem quería bailar también en otras compañías, otros estilos y con otros coreógrafos– por lo que la Opéra de París prescindió de sus servicios, cosa que aún lamentan sus autoridades actuales. El Royal Ballet de Londres la sumó a sus filas hasta 2003.En 1998 llegó a Buenos Aires como solista invitada del Royal Ballet. Bailó Hermann Schmerman, del extraordinario coreógrafo William Forsythe, junto a Adam Cooper. Ha experiementado durante estos años una gran evolución:
"Yo bailaba clásico en la Ópera de París, y me encantaba, lo amaba de verdad, pero tuve la suerte de que el director artístico fuera Rudolf Nureyev, porque se movían muchas cosas a su alrededor. Gracias a su mentalidad abierta pude bailar trabajos nuevos de William Forsythe o hacer El martirio de San Sebastián con Bob Wilson, que ni siquiera es coreógrafo, y paralelamente, claro,Raymonda, El lago de los cisnes, Giselle y todo el repertorio. Llegaron luego Karole Armitage y Mats Ek y la balanza se fue inclinando hacia lo contemporáneo. El clásico lo dejé cuando sentí que lo hacía bien, que ya lo había agotado. Tras cuatro años abandoné la Ópera de París a cambio de nada. Más tarde vino el Royal Ballet, en Londres, pero no era nada arriesgado, y me fui decepcionando porque tenía mucha necesidad de explorar cosas nuevas".
Confiesa, sin embargo, que no echa de menos todo aquello e incluso que no siente curiosidad por seguirlo ni siquiera como espectadora.
"Muy raramente voy a ver ballet. Prefiero ir al teatro o al cine. No echo de menos ese mundo. Es algo que hice, me gustó hacerlo, pasé mucho tiempo allí dentro y tuve grandes experiencias. Pero no lo extraño. No voy a verlo porque no cambia. Cambian las producciones, los bailarines y los decorados pero en esencia es lo mismo. Fui a la Ópera de París recientemente a ver La bella durmiente y me pareció tan inútil, tan carente de inteligencia, que me preguntaba por qué se hacían una y otra vez nuevas producciones de esto".
Las nuevas exploraciones fueron audaces. Conoció al bailarín y coreógrafo canadiense Russell Maliphant, cultor de la danza abstracta y poética, de esas experiencias conjuntas se produjo en 2006 Push. Se acercó también a otro creador extremo, el anglo-indio Akram Khan, que mezcla contemporáneo con kathak, danza ancestral de la India. Con él hizoen 2007 Sacred Monsters.
"Me fascina la idea de hacer cosas nuevas con gente interesante y diferente. Akram es exactamente lo opuesto a mí, pero soy como un niño que siempre quiere meter el dedo y explorarlo todo. Con Lepage sucede que te hace formar parte de algo. Cuando empezamos las conversaciones, él nos trajo su interés por este personaje, Chevalier d'Eon. No tardamos en saber que tanto él como Russell y yo éramos amantes de la cultura japonesa. Enseguida notamos la coincidencia entre Chevalier y los actores del teatro kabuki, que se entrenan para hacer papeles femeninos. Así que le dimos un aire asiático a la estética del espectáculo, intentando conseguir el paralelismo".
En esta parte del proceso fue crucial la participación del diseñador Alexander McQueen, que sistemáticamente había rechazado ofertas de hacer trajes para escena (incluso dijo no a la Ópera de París). Pero este proyecto le entusiasmó, exigió libertad total para poder jugar a su antojo con la mezcla imposible de trajes decimonónicos con ornamentos japoneses pero que al mismo tiempo fueran decididamente contemporáneos, del siglo XXI. El personaje es real. Se llamaba Chevalier d'Eon (Francia 1728-Inglaterra, 1810) y fue un espía de Luis XV que hacía muchas de sus misiones vestido de dama de la corte. El problema es que poco a poco Chevalier, que llegó a ser capitán de la Legión de Honor, empezó a confundir su sexualidad. Hasta el punto de que murió desterrado en Inglaterra cuando llevaba una vida larga de señora cansada.
Eonnagata, nombre que es un cruce entre los actores kabuki y el del curioso espía, es interpretado por Guillem en su madurez, por Maliphant en su juventud y por el mismo Lepage en su decrepitud. La puesta en escena de Eonnagata va evolucionando y siempre lo van modificando. No fue sencillo el proceso. Son artistas con agendas muy apretadas, y todo se fue materializando a través de las nuevas tecnologías, que tanto seducen a Lepage.
Durante dos años estuvieron cruzándose correos electrónicos, enviándose vídeos, realizando videoconferencias, alguna vez con cada uno en un continente diferente, y teniendo pocos encuentros. Hubo un momento en que Lépage los citó a todos en Québec, donde está la sede de su compañía Ex Machina. Se pusieron a trabajar a un ritmo frenético de 14 horas diarias para presentar el espectáculo a un público piloto parte del proceso.
Eonnagata, Sylvie Guillem, Robert Lepage, Russell Maliphant
"Quizá a los fanáticos del ballet no les guste lo que hago ahora. Puede que vengan y no les guste Eonnagata, pero nunca puedes predecir ni subestimar al público. Hay gente que espera mucho de ti, hay otra que no se abre a experiencias nuevas, pero también está el que, aún siendo fanático del ballet, queda fascinado. Vienen a verme muchos jóvenes estudiantes de ballet. Me gusta pensar que son como era yo entonces. Todavía represento para muchos de ellos el ballet clásico, y me gusta que vengan y vean que hay otras posibilidades, otras maneras. Si puedo traer a una baby ballerina y abrirle horizontes, seré feliz".
Sylvie Guillem en PUSH, de Russell Maliphant
Sacred Monsters, de Sylvie Guillem, Akram Khan, Lim Hwai Min
Modern Dance - Wet Woman - Sylvie Guillem
Sylvie Guillem - Two (Rise and Fall). Kung Fu Ballet on Ecstacy
Smoke-
Coreografía de MATS EK- Bailan SYLVIE GUILLEM y NIKLAS EK - Musica de ARVO PART
PREMIOS
1983 : Medalla de oro del concurso de Varna
1984 : Prix du Cercle Carpeaux (Paris)
1988 : Prix Andersen (Copenhague), Grand Prix National de Danse (Paris), Commandeur des Arts et Lettres (Paris)
1989 : Grand Prix Pavlova
1993 : Médaille de Vermeil de la Ville de Paris
1994 : Chevalier de la Légion d'honneur
1999 : Chevalier de l'Ordre national du Mérite
2000 : Gente Dame d'Honneur des Hospitaliers de Pomerol
2003 : Honorary Commander of the Most Excellent Order of the British Empire
2009 : Officier de la Légion d'honneur.