Un campanario sonando a destiempo me despierta
y una ventana que mira al cielo
me presenta,
estrellas que empalidecen
y con el amanecer
desaparecen;
el mar sin fin
rugiente
y el néctar de las amapolas
que el sol
evapora.
Candente acontecer que me desvela
mientras a cuerpo petrificado
contemplo la existencia .