Abandonar el bullicio

 anclar al fin en el silencio 

escuchar el eco del ser

                   como un susurro que  se entona desde las lejanías.

Manchar hojas

                       transcribirlo.

Descifrad entre palabras el oráculo

y preparar la alquimia que revela

¿a que venimos? ¿hacia dónde vamos?

Peguntas,

 sin respuestas certeras.

Un campanario sonando a destiempo me despierta

y una ventana que mira al cielo

                 me presenta,

    estrellas que empalidecen

         y con el amanecer

                  desaparecen;

 

                   el mar sin fin

                      rugiente

      y el néctar de las amapolas

                     que el sol

                     evapora.

 

Candente acontecer que me desvela

     mientras a cuerpo petrificado

              contemplo la existencia .

Ayer escuché

en la penumbra

el ave nocturna

y su silbar que anuncia

                      tu retorno.

 

Ahora sé

quizá mañana llegarás

 a deteriorar un cuerpo

petrificar parpados

enmudecer el aliento

 

y  marcharás

con un alma hacia otros rumbos.

 

Ahora sé

en mi dejarás

otra herida mortífera

la mirada enlutada

                    vacío

y el aura opaca.