Revista de ArteS
Edición Nº 29 - Noviembre / Diciembre 2011
Buenos Aires - Argentina
       

La poesía nórdica

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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Tomas Tranströmer

 

(Suecia, 1931)

“Un poema no es otra cosa que un sueño que yo realizo en la vigilia. El sueño y el poema vienen de la misma persona. Tienen algunas leyes compartidas. Tengo una relación de mucho amor con el sueño. Me voy a la cama como si fuese a una fiesta. El despertar es casi siempre una desilusión.”

 

 

Tranströmer tuvo su primera vivencia de la muerte cuando apenas tenía cinco años. Se perdió en la ciudad. Estaba solo en la calle y nadie se fijaba en él. Los transeúntes pasaban y pasaban pero nadie paraba. Al cabo de un rato un señor se le acercó y le ayudó a cruzar la calle. Llegó solo a casa. La muerte es ser un niño perdido del que nadie se da cuenta. La muerte, uno de los temas recurrentes en Tranströmer. Botón de muestra, este haiku:

"Me ve la muerte:
problema de ajedrez.
Ya lo ha resuelto".

Sin embargo, sabe enseñar su lado vital al hablar sobre la naturaleza, el arte o la política.


Autor de títulos tan bellos como El cielo a medio hacer, una apoplejía le impide hablar desde hace más de veinte años. En sus recitales toca el piano con una sola mano, la izquierda. Llena teatros, encabeza listas de más vendidos. Siempre ha escrito poco. No más de tres o cuatro poemas al año. 


La góndola fúnebre

(fragmento)

Y detrás de mí
-más allá de las aguas
relucientes como plomo-
la otra costa
y ellos, los que reinaban.
Seres con futuro
en lugar de rostros.
Soy llevado en mi sombra
como un violín
en su negra caja.
Lo único que quiero decir
reluce fuera de alcance
como la plata
en casa del prestamista. "


 

La Academia que lo distinguió este año con eñl Premio Nobel, destacó la obra de Tranströmer porque "a través de sus imágenes condensadas y traslúcidas nos ha dado un acceso fresco a la realidad". Sobre él ha dicho el New York Times: "Los poemas de Tranströmer nos permiten acceder a lo más profundo de una imaginación desbordante, admirable... Estos poemas nos muestran a uno de los mejores escritores de las últimas cinco décadas".
En el prólogo de 'El cielo a medio hacer', Carlos Pardo señala:
"Hay poetas que nos hacen más inteligentes, más despiertos, que nos vuelven sutiles o sentimentales o contradictorios. Tranströmer nos coloca en el mundo, en eso que llamamos realidad y que se diferencia del realismo en que la realidad carece de sentido. Pero nos hace sentir fascinación por existir en él".

El premio Nobel de Literatura 2011 nació en Suecia en 1931 y debutó en 1954 con su libro "17 dikter" ("17 poemas") y ha sido traducido a cerca de 50 idiomas, entre ellos el español. En España también ha sido publicado en Nórdica 'El cielo a medio hacer' y "Para vivos y muertos", en Hiperion.
Es la primera vez en más de 30 años que el Nobel de Literatura va para un sueco. Tranströmer ha ganado importantes galardones como el Premio Internacional Neustadt de Literatura, el Petrach de Alemania y el galardón sueco del Foro Internacional de la Poesía.

 

De SECRETOS EN EL CAMINO (1958) 




IZMIR A LAS TRES

Justo enfrente, en la calle casi vacía,
dos mendigos: uno sin piernas
es llevado en las espaldas del otro. 

Estuvieron allí -como en un camino de medianoche un animal
queda cegado mirando fijamente a los faros del coche-
un instante y siguieron su camino; 

se movían como muchachos en un patio de colegio,
rápidos sobre la calle mientras las miríadas de relojes
del calor del mediodía sonaban en el espacio. 

El azul pasó resbalando por la rada, brillando.
El negro se agachó y encogió, observando, desde las piedras.
El blanco creció hasta ser tormenta en los ojos. 

Cuando las tres de la tarde fueron pisoteadas bajo cascos
y la oscuridad palpitaba en la pared de la luz,
la ciudad se arrastraba a las puertas del mar 

y relucía en el prismático del buitre. 

 

De PRISIÓN (1959) 




NUEVE HAIKUS (Nueve haikus del hospicio de jóvenes Hällby, 1959) 


Se juega al fútbol; 
confusión, la pelota 
va sobre el muro. 



Ruido se hace 
para espantar el tiempo, 
para apurarlo. 


Vidas mal escritas: 
la belleza persiste 
como un tatuaje.



Ladrón cazado: 
con los bolsillos llenos 
de setas frescas. 



Ruidos de taller, 
torres de pesado andar 
al bosque asombran. 



Se abre la puerta; 
en el hospicio estamos, 
en nueva era. 



La luz se enciende: 
el aviador ve manchas 
de luz irreal. 



Noche: un camión 
pasa, los internados 
sueñan temblando.



Él bebe leche 
y se duerme en su celda, 
madre de piedra. 

 

 De TAÑIDOS Y HUELLAS (1966) 




UN ARTISTA EN EL NORTE

Yo, Edvard Grieg, me movía como un hombre libre entre hombres, 
bromeaba habitualmente, leía los periódicos, viajaba y marchaba. 
Yo dirigía la orquesta. 
El auditorio con sus lámparas temblaba de triunfo como balsa del ferrocarril 
en el momento de atracar. 

Me transporté hasta aquí para ser corneado por el silencio. 
Mi cabaña de trabajo es pequeña. 
El piano de cola está aquí tan apretado como la golondrina 
bajo la teja. 

En general, los bellos acantilados a pique callan. 
No hay ningún pasaje 
pero hay una compuerta que a veces se abre 
y una peculiar luz que mana directamente del duende. 

¡Disminuir! 

Y los golpes de martillo en la montaña llegaron 
llegaron 
llegaron 
llegaron una noche de primavera a nuestra habitación 
disfrazados de latidos de corazón. 

El año anterior a mi muerte, enviaré cuatro salmos para rastrear a Dios. 
Pero eso empieza aquí. 
Una canción de aquello que está cerca. 

Lo que está cerca. 

Campos de batalla dentro de nosotros 
donde los Huesos de los Muertos 
luchan para volverse vivos. 



MÚSICA LENTA

El edificio está cerrado. El sol entra por las ventanas 
y calienta la parte superior de los escritorios 
que son tan fuertes como para cargar el peso del destino del hombre. 
Estamos afuera hoy, junto a la extensa y ancha ladera. 
Muchos llevan ropas oscuras. Uno puede estar al sol y cerrar los ojos 
y sentir cómo es soplado lentamente hacia adelante. 
Rara vez vengo hasta el agua. Pero ahora estoy aquí, 
entre grandes piedras con espaldas pacíficas. 
Piedras que lentamente han caminado hacia atrás desde las olas.

 De LA BARRERA DE LA VERDAD (1978) 




DESPUÉS DE UNA LARGA SEQUÍA

Ahora mismo el verano es gris; noches extrañas. 
La lluvia se desliza desde el cielo 
y en calma aterriza 
como si se tratase de sorprender a alguien que duerme. 

Los círculos de agua pululan en la superficie de la ensenada 
y es la única superficie que hay 
-lo otro es altura y profundidad, 
ascender y hundirse. 

Dos troncos de abeto 
emergen y se estiran en largas, huecas señales de tambor. 
Lejos están las ciudades y el sol. 
El trueno está en la hierba alta. 

Es posible llamar a la isla de los espejismos. 
Es posible oír esa voz gris. 
Para el rayo, el hierro es miel. 
Uno puede vivir con su código. 

De LA PLAZA SALVAJE (1983)




LA ESTACIÓN

Ha llegado un tren. Allí está, un vagón tras el otro, 
pero no se abren puertas, nadie baja ni sube. 
¿Acaso tiene puertas? Allí dentro hormiguean, 
de aquí para allá, seres cautivos. 
Por las inconmovibles ventanas observan. 
Y afuera anda un hombre, a lo largo del tren, con una maza. 
Golpea las ruedas, resuena débilmente. Salvo aquí: 
aquí crece el tono incomprensiblemente: un golpe de trueno, 
tañido de campanas de iglesia, tono de la vuelta al mundo 
que eleva todo el tren y las mojadas piedras del paraje. 
Todo canta. Esto lo recordaréis. ¡Continuad el viaje! 

De EL GRAN ENIGMA, (2004)



CAE NIEVE

Los entierros llegan 
más y más apretados 
como los carteles de autopista 
cuando nos acercamos a una ciudad. 

Miles de personas miran 
hacia el país de las sombras largas. 

Un puente es construido 
lentamente, 
derecho hacia el espacio. 

 

Fuentes:
www.revistaarcadia.com
www.elpais.com
www.elcultural.es

     
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