Vale la pena recordarla porque es una película brillante, un descarnado análisis sobre el poder de la televisión, que retrata un mundo competitivo donde el éxito y los récords de audiencia imponen su dictadura.
Hace 34 años anticipaba que con tal de lograr un alto rating, algunos eran capaces de cualquier cosa.Parecía exagerado y no lo era, describía sin anestesia, lo que hoy nos horroriza y nos hace ir descartar la televisión buscando la mínima cuota individual de paz y armonía en la lectura, a la música, o a una buena charla, café por medio.
Veremos, reproducidos aquí algunos tramos notables, y presenten atención al parlamento, porque no tiene desperdicio.
La historia comienza con el despido del presentador del noticiero nocturno de la UBS, Howard Beale (Peter Finch), a causa del bajo rating del programa. Los productores le otorgan dos semanas más en el aire pero, a la noche siguiente, Beale anuncia en vivo y directo que se suicidará en alguna de las siguientes ediciones que le quedan de programa.
Luego de este incidente, la UBS inmediatamente lo saca del noticiero, aunque luego le permiten volver al aire con la excusa de que se despida del público en forma digna, gracias a la persuasión del productor y mejor amigo de Beale, Max Schumacher (William Holden), antiguo editor de noticias. De esta manera, Beale promete disculparse por su exabrupto, pero en vez de ello -una vez en el aire- despotrica sobre lo porquería que es la vida. Esto causa serias repercusiones dentro de la producción del programa, pero también provoca que el rating trepe hasta las nubes y, muy a pesar de Schumacher, los ejecutivos superiores de UBS deciden explotar la travesura de Beale, en vez de sacarlo del aire.
En una de sus apasionadas alocusiones, Beale impele a la nación a actuar con su "Estoy más que harto, y no pienso seguir soportándolo" en la versión española; y "Estoy trastornado como el infierno, y no voy a soportarlo más" en la versión hispanoamericana) e insta a los estadounidenses a que griten desde las ventanas de sus casas, justo mientras acontece una noche de tormenta. Pronto, Beale tiene su propio programa, llamado "El Show de Howard Beale", que se convierte en el más visto de la televisión y se hace famoso predicando su furioso mensaje frente a una platea en vivo que, cuando se lo señala, repite a toda voz el célebre latiguillo de Beale.
Su nuevo set está iluminado con reflectores azules y un enorme vitral, y el programa está complementado por segmentos de astrología, chismes, encuestas de opinión y prensa amarilla.
Paralelamente a la historia de Beale, se relata el ascenso de Diana Christensen (Faye Dunaway) dentro de la UBS. Habiendo comenzado como productora de programas de entretenimiento, Diana adquiere novedoso material de terroristas (una parodia del Ejército Simbiótico de Liberación) robando bancos para una nueva serie de televisión, que cautiva a otros ejecutivos del canal, y termina controlando una división en la que se fusionan noticias con entretención. Para escalar, Christensen se enreda sentimentalmente con Schumacher (casado desde hace muchos años), pero se mantiene obsesionada con el éxito de UBS, aún en la cama.
Luego de descubrir que el conglomerado propiedad de UBS será adquirido por uno aún mucho mayor, de origen árabe, Beale lanza una cruzada en vivo contra las dos corporaciones, alentando a la audiencia a escribir a la Casa Blanca con el famoso mensaje Estoy más que harto, y no pienso seguir soportandolo, con la esperanza de detener la fusión.
En este marco, llevan a Beale a una reunión con Arthur Jensen (Ned Beatty), presidente de la compañía dueña de la UBS, quien explica su propia visión de la "cosmología corporativa" al ahora casi desilusionado presentador. Jensen le da un sermón a Beale, comenzando por señalar que "se ha entrometido con las fuerzas primarias de la naturaleza", antes de describir la interrelación de los participantes de la economía internacional, y hablar de la naturaleza ilusoria de la distinción de naciones. Así, Jensen finalmente convence a Beale de abandonar sus mensajes populistas, y éste cambia su discurso. Sin embargo, el público considera que la nueva visión de Beale sobre la "deshumanización" de la sociedad es deprimente, y el rating comienza a bajar, y aunque cae en picada, Jensen no deja que los ejecutivos de la compañía despidan a Beale, que ahora difunde un nuevo evangelio, funcional a los intereses del presidente.
Mientras tanto, obsesionada como nunca con los ratings de la UBS, Christensen organiza el asesinato en directo de Beale por parte del mismo grupo de terroristas que ella descubrió cuando era productora, y que ahora tiene su propio show en el canal, llamado "La hora de Mao Tse Tung". Este hecho refleja una conversación sardónica que, estando borrachos, tuvieron Beale y Schumacher al inicio de la película, en la que hablaban de tener un programa que presentara suicidios y asesinatos.
Network termina con el asesinato a balazos de Beale, y con una selección de escenas de noticieros informando sobre el incidente con toda naturalidad, mezclada con sonidos de anuncios publicitarios.
En su reseña de la película para el New York Times, Vincent Canby calificó al filme como "escandaloso... brillante y cruelmente divertido, una comedia estadounidense actual que confirma la posición de Paddy Chayefsky como un nuevo escritor satírico mayor de Estados Unidos" y una película cuyos "puntos de vista perversamente distorsionados de cómo la televisión se ve, suena, y, en efecto, es, conforman el cardiograma satírico del corazón oculto no solo de la televisión, sino también de la sociedad que la mantiene y es, a la vez, mantenida por ella".
En tanto, en una reseña escrita después de que la película recibiera los premios Óscar, Roger Ebert la llamó una "película sumamente inteligente y bien actuada que intenta conseguir demasiado, que ataca no sólo a la televisión sino también a la mayoría de las demás enfermedades de los 70" aunque "lo que sí logra lo hace tan bien, se ve tan claramente, es presentado de manera tan imperdonable, que Network sobrevivirá a muchas películas aún más prolijas". Habiéndola visto un cuarto de siglo más tarde, Roger Ebert dijo que la película es "como una profecía. Cuando Chayefsky creó a Howard Beale ¿pudo haber imaginado a Jerry Springer, Howard Stern o la World Wrestling Federation (Federación de Lucha Libre Mundial)?"; y le da méritos a Sidney Lumet y a Paddy Chayefsky por saber "justo cuándo hacer todos los esfuerzos posibles".
Premios:
Ganadora de cuatroOscar en 1977: mejor actor (Peter Finch), mejor actriz (Faye Dunaway), mejor actriz secundaria (Beatrice Straight) y mejor guión.Fue Galardonada con cuatro Premios Oscar: al mejor actor principal (Peter Finch), con carácter póstumo, pues murió antes de que se realizara la ceremonia de los Premios de la Academia, y es, junto a Heath Ledger, uno de los dos únicos actores que han recibido el premio de forma póstuma., a la mejor actriz principal (Faye Dunaway), a la mejor actriz de reparto (Beatrice Straight) que, como la esposa del personaje de Holden, tomó solamente 5 minutos 40 segundos de pantalla, siendo la actuación más corta en ganar el Óscar a la mejor actriz de reparto. y al mejor guión original (Paddy Chayefsky).
Network ganó tres de los cuatro premios a la actuación, igualando el récord de 1951 de Un tranvía llamado deseo. Junto a ¿Quién teme a Virginia Woolf?, Rojos y El regreso, Network es la última película a la fecha en haber recibido nominaciones en las cuatro categorías de actuación.
En 2002, fue admitida en el Salón de la Fama de la Producers Guild of America (Asociación de Productores Estadounidense) por ser una de las películas que "ha establecido un nivel de calidad perdurable para el espectáculo estadounidense".
En 2006, el guión de Paddy Chayefsky fue votado por la Writers Guild of America, East (Asociación de Escritores Estadounidense, zona Este) como uno de los diez mejores guiones para películas de todos los tiempos, un puesto ligeramente superior a uno otorgado por el American Film Institute (Instituto de Películas Estadounidense) diez años antes.
El guión fue escrito por Paddy Chayefsky, y el productor fue Howard Gottfried. Ambos se habían desprendido recientemente de un juicio contra la United Artists (Artistas Unidos), desafiando el derecho del estudio a arrendar su previa película, El hospital, a la American Broadcasting Company (Compañía de Teledifusión Estadounidense) en un paquete junto a una película menos exitosa. A pesar de haber acordado recientemente en el marco de este juicio, Chayefsky y Howard Gottfried permitieron a la U.A. financiar la nueva película. Pero luego de leer el guión, la U.A. halló el contenido demasiado controvertido y se echó atrás.
Sin preocuparse por ello, Chayefsky y Gottfried ofrecieron el guión a otros estudios, y eventualmente encontraron una persona interesada dentro de la Metro Goldwyn Mayer. Poco tiempo después, la U.A. se retractó y buscó co-financiar la película junto a la M.G.M., que durante varios años había distribuido películas en Estados Unidos a través de la U.A. La M.G.M. permitió volver al negocio a la U.A., otorgándole los derechos de distribución internacional, mientras que el estudio se quedaba con el control de los derechos en territorio estadounidense.