Revista de ArteS
Buenos Aires - Argentina
N° 21
Julio / Agosto 2010

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CIENCIA ARTE
TECNOLOGIA

 

INTERSECCIONES

por Viviana Burbridge

 

Ciencia y arte… un vínculo muy antiguo, aunque con el tiempo el sentido de los aportes y entrecruzamientos ha ido cambiando y enriqueciéndose.

La tecnología, más joven y de crecimiento más que vertiginoso, fue ganando espacio vertiginosamente en los últimos años y el producto de sus interrelaciones recíprocas con el arte es cada vez más interesante.
Es haciendo un poco de historia como podemos ver nítidamente el recorrido realizado para comprender mejor los productos actuales que están surgiendo en todo el mundo.

Los antiguos griegos relacionaron la estética con las matemáticas. Pitágoras (ca. 532 AC) descubrió por intermedio de la observación y el análisis que la altura del sonido depende del largo de la cuerda en vibración. Los intervalos de los sonidos que hasta entonces sólo el fino y adiestrado oído del músico podía distinguir con acierto, se hallaban ahora referidos a relaciones numéricas, claras y precisas. El número fue considerado no sólo núcleo central y esencia de la naturaleza, del cosmos sino fuente de su belleza y orden, a través de sus relaciones armónicas.
Sobre esta base de armonías los griegos intentaron explicar también la belleza en las proporciones del cuerpo humano, de la arquitectura y otros objetos.

Doryphóros, "portador de lanza" es una destacada escultura de Policleto, realizada entre los años 450 y 445 a. C.

La belleza del Doríforo reside primordialmente en su proporción y medida.

Es la obra más famosa esculpida por Policleto, pues en ella el artista griego concretó el canon de belleza, de 7 cabezas, considerada como el modelo de proporciones del cuerpo humano y la plasmación práctica del sistema de proporciones. La cabeza tiene la medida justa (una séptima parte de la altura total), el vientre y el pecho están muy marcados y presenta una cierta rigidez y algo de exageración antinaturalista en los pectorales e ingles.

Platón (427 AC) influyó significativamente al plantear, en el Timeo, un grandioso mito cosmogónico de raíz pitagórica, al afirmar que ciertas relaciones numéricas y formas geométricas encarnaban la verdad absoluta de la estructura armónica y ordenada del Cosmos. El arte debía, entonces, expresar ese orden basado en la verdad eterna de los números y las relaciones espaciales. Para ser esencia del arte, la forma debía derivar de determinadas relaciones numéricas a partir de módulos y cánones exactos, aritméticos y geométricos.

Aristóteles (384 - 322 AC) afirmó que el artista podía representar sus propias ideas valiéndose de un objeto concreto y determinó como propiedad de lo bello, el orden, la simetría y la delimitación. Tenía el hábito de clarificar conceptos mediante la enumeración de sus componentes, así la belleza estaba compuesta de orden, repetición de medida y exactitud.

En Egipto parecen haber usado una teoría matemática de las proporciones, alrededor del año 600 AC investigadores egipcios midieron los relieves en Sakkara, en la tumba del faraón Zhoser, realizados alrededor del 2800 AC. Sobre esta base, construyeron un sistema de proporciones que más tarde fue más ampliamente usado.

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Vitrubio (ca. Siglo I DC) evoca al Timeo en su tratado "De Architectura” escrito en el año 35 DC,  aproximadamente, al establecer que las proporciones del cuerpo humano perfecto deben ser el reflejo del orden y la armonía cósmicos y, por lo tanto, deben poder inscribirse en las formas geométricas ideales, el cuadrado y el círculo. También la arquitectura debe integrarse en un mismo sistema de relaciones matemáticas que reflejen las proporciones de la figura humana. Por otra parte, Epicuro (341 AC) afirmaba que cuando uno siente la belleza, entra en juego un sentimiento de placer. Vitruvio, quien desarrolló la estética de la edificación práctica, también conocía la teoría de Epicuro, con quien coincidía en que posee belleza un objeto que tiene gracia, pero también afirmaba, como Platón, que es muy probable que el objeto con gracia tenga las proporciones correctas. Sobre esta base, Vitruvio escribió instrucciones prácticas de diseño para que los artistas alcanzaran la belleza de su arte.

San Agustín (354 – 430) En “De vera religione” afirmó que la belleza consiste en unidad y orden surgidos de la complejidad. Tal orden podría ser, por ejemplo, ritmo, simetría o simples proporciones.
Durante la Edad Media, las proporciones y relaciones numéricas continuaron siendo consideradas atributos importantes de los objetos, tal cual muestra en sus gráficos el "Libro de Esbozos" de Villard de Honnecourt (siglo XIII).

Las ideas platónicas acerca de la armonía y la belleza, culminan su expresión en el Renacimiento con teóricos y artistas célebres como Pacioli, Durero, Barbaro, Alberti, Leonardo, Palladio, quienes creen que si el universo está ordenado según inmutables leyes matemáticas, es un mundo bellamente proporcionado.

Esa armonía se advierte en el cuerpo del hombre, y será referencia de todas las demás proporciones. Alberti y Leonardo fueron artífices de la fusión de la arquitectura con la ciencia matemática y con las leyes de la perspectiva.

Con la invención de la perspectiva en el siglo XV fue posible conjugar la óptica geométrica griega y la psicología perceptual árabe, estableciendo el germen de la posterior noción de infinito.

Leonardo da Vinci y Durero estudiaron en profundidad la aparición de la proporción áurea en el cuerpo humano. Subrayaron conceptos como armonía, equilibrio, simetría.

Resurgió durante el Renacimiento el arte de la composición considerada clásica, un canon de armoniosa proporción entre los diversos elementos de un conjunto, pictórico, escultórico o arquitectónico, según una constante matemática por la cual se obtiene la relación de la llamada Composición Áurea, Regla de Oro, Proporción Áurea para Leonardo. Se refería así a la división dinámica de una línea, en pinturas, esculturas u obras arquitectónicas. Escribía sobre el Número de Oro, refiriéndose a la relación matemática que representa la proporción áurea en números.

El mayor heredero y continuador de la íntima correspondencia entre la música y el arte de la edificación, Andrea Palladio (1508-1580), preconizaría a través de sus construcciones lo que escribió Barbaro, basándose en el pensamiento de Vitrubio: «Las reglas de la aritmética son aquellas que unen la música con la astrología, porque la proporción es general y universal en todas las cosas sujetas a medida, peso y número».

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En el renacimiento empezó a considerarse de otro modo el trabajo y el saber técnico, la relación entre ciencia y técnica cambió, también la relación entre el trabajo manual y el intelectual. Un claro ejemplo es Ghiberti, cuyo taller fue a la vez laboratorio cuando debió fundir las puertas del Baptisterio.

Esos mismos talleres también fueron escuelas. Allí los aprendices, muchos de los que más tarde serían famosos por sus obras, aprendían talla, fundición del bronce, pintura, escultura, rudimentos de la anatomía, óptica, cálculo, perspectiva y geometría.

Después del Renacimiento, el concepto platónico de belleza como atributo de los objetos fue objeto de críticas crecientes. La mayoría de los investigadores fueron concluyendo que sentir la belleza en un objeto no es sólo resultado de las propiedades del objeto, sino que depende más de las circunstancias en que se lleva a cabo el estudio del objeto.
Las leyes de la proporción armónica en arquitectura permanecieron vigentes hasta el siglo XVIII, pero asomó una nueva orientación en el campo de la estética, e implícitamente en el de la proporción. Si bien la encabezaron pensadores franceses e italianos, fue en Inglaterra donde la estructura de la estética cambió definitivamente cuando rechazaron trasladar las consonancias musicales a las proporciones visuales, dejaron de relacionar las matemáticas con la belleza y negaron la posibilidad de una verdad objetiva, ligada a la gran armonía universal, independiente del ojo del espectador.

Apareció entonces una estética subjetiva, basada en el espectador a través de las ideas del pintor y teórico William Hogarth (1697-1764) “La anatomía de la belleza”; el filósofo David Hume (1711-1766) y Edmund Burke (1729-1797) “A Philosophical Inquiry into the Origin of Our Ideas of the Sublime and Beautiful”, obra dedicada a la estética, en la que investiga los fundamentos psicológicos del arte y rechaza la idea de que sean simples productos de rígidas reglas teoréticas.

En 1750, A.G. Baumgarten en "Aesthetica", comenzó a investigar la percepción psicológica de las obras de arte. Buscaba saber por qué el hombre experimenta la belleza y aprecia las obras de arte.

Emmanuel Kant (1724-1804), en “Kritik der Urtheilskraft” (1790) hizo de la estética parte de su vasto trabajo de historia filosófica general, donde, tras los pasos de Epicuro, afirmó que la "belleza es algo que agrada a todos sin importar sus opiniones" y "Un objeto agradable es bello."

Georg Th. Fechner (1801-1887) en su obra “Vorschule der Ästhetik” puso en práctica ideas de Baumgarten. En sus experimentos de laboratorio estudió las preferencias estéticas de gente común sin ninguna formación estética, investigando, por ejemplo, qué proporciones debía tener un patio de forma rectangular para ser considerado como bello por los sujetos.
Otros investigadores continuaron sobre esta línea de investigación. Weber encontró que ni las proporciones de Pitágoras (1 : 2 etc.), recomendadas en teorías del arte y arquitectura, ni las proporciones de la llamada sección de oro (1,62 : 1) eran consideradas más bellas que otras por los sujetos que podían elegir.

Con los años, los estudios de Fechner dieron lugar a la psicología de la percepción. Un ejemplo de investigación arquitectónica conducida en el espíritu de la psicología de la percepción es Arkitekturens uttrycksmedel de Sven Hesselgren (1954).

J.S. Sirén (1889–1961) profesor finlandés de arquitectura, dice en las “Lecciones sobre las formas” que "No se puede llegar a idear recetas para crear belleza, pero analizando podemos establecer las causas de las diferentes impresiones, sus fuentes y orígenes y así hacer la creación arquitectónica más fácil cuando el diseñador se vuelve más consciente de la naturaleza de su propia creación y los factores que gobiernan los resultados". Sostiene que las figuras claras, contundentes, son gratas para el ojo porque son fácilmente entendidas y gratifican. El diseñador no debe crear incertidumbre en el espectador, por ejemplo, dividiendo un todo bien diferenciado en dos partes del mismo tamaño. También encontró fundamentos psicológicos para muchas reglas de diseño, por ejemplo, para la necesidad de contraste: "En la vida diaria, todo son contrastes. Caliente y frío, noche y día, sombra y sol, fuego y agua, montañas y valles, trabajo y juego son conceptos y fenómenos sin los que nuestras vidas serían mucho más pobres... La misma necesidad de estimulación existe en diseño..."
Las investigaciones más recientes al respecto indicarían que hay un nivel óptimo de complejidad y quantum de estimulación que los objetos producen, aunque no es el objeto por sí solo quien la produce, sino la situación global en que sucede.

Las ideas que vinculan el ejercicio del arte y la práctica de la ciencia han respondido al ideal humanista de un hombre completo. Ya en siglo XX, la teoría del arte ha tratado en varias ocasiones de identificar las tendencias del arte moderno con hallazgos científicos, así cubismo y relatividad, abstracción y teoría cuántica, teoría de la gestalt y Bauhaus, música concreta o performance y termodinámica, etc.

Entre otros estudios comparativos realizados en la década de los 60´ se hallan textos de Umberto Eco, “Obra Abierta”, de 1962 y de Sthéphane Lupasco, “Ciencia y Arte Abstracto”, de 1963.

Gilles Deleuze y Felix Guattari sugieren una elegante visión que articula las tres grandes formas del pensamiento: filosofía, ciencia y arte, que comparten una misma condición: la creatividad.
La especificidad de cada una surgirá de la diferencia sustancial de aquello que cada cual se propone crear, inventar o construir:

"Los tres pensamientos se cruzan, se entrelazan, pero sin síntesis ni identificación. La filosofía hace surgir eventos con sus conceptos, el arte levanta monumentos con sus sensaciones, la ciencia construye estados de las cosas con sus funciones. Un rico tejido de correspondencias puede establecerse entre los planos. Pero la red tiene sus puntos culminantes, allí donde la sensación se convierte en sensación de concepto o de función, el concepto, concepto de función o de sensación, la función, función de sensación o de concepto. Y ninguno de los elementos aparece sin que el otro no pueda estar por venir, todavía indeterminado o desconocido. Cada elemento creado sobre un plano llama a otros elementos heterogéneos, que están por crearse sobre los otros planos: el pensamiento como heterogénesis".
Gilles Deleuze y Felix Guattari, «Qu’est-ce que la Philosophie?« 

El análisis de técnicas en el arte recurre frecuentemente a conceptos científicos y filosóficos que las posibilitan en el contexto históricos de su aparición, hoy se agregan los recursos tecnológicos que abren nuevas alternativas para las formas plásticas de expresión.
En cuanto a la participación de los artistas sobre la ciencia, es un terreno apenas explorado pero promisorio que, afortunadamente, ya está colocándose en el foco de atención.

No podemos dejar de mencionar entonces a Roger Malina, astrofísico, Director de diversos proyectos científicos entre los que se encuentra el observatorio Extreme Ultraviolet Explorer (EUVE) de la NASA en la Universidad de California, Berkeley. Ya su padre, Frank Malina, ingeniero e investigador convencido de la indivisibilidad entre el arte y la ciencia, fundó a finales de los sesenta la revista Leonardo, dedicada a la relación entre las artes, la ciencia y la tecnología.

Roger relata que en 1967, cuando su padre y un grupo de artistas y científicos fundaron la revista, tuvieron la impresión de que el mundo del arte ignoraba la importancia que desempeñaban la ciencia y la tecnología en la cultura porque en esa época los artistas y compositores que habían utilizado una computadora alguna vez eran muy pocos. La revista les dio la posibilidad de escribir sobre sus actividades y discutir las relaciones entre el arte, la ciencia y la tecnología, además de documentar sus propios inventos.

Malina puntualiza que en la actualidad existen industrias de diseño gráfico por computadora, museos dedicados al arte digital y programas universitarios. Piensa que la influencia de la informática en ciencia, la tecnología y el arte es enorme.

Afirma que una nueva generación de artistas ha recibido una excelente educación en ciencia y tecnología, son "nuevos Leonardos" que influirán en la orientación y el contenido de la ciencia y la tecnología, contribuyendo a crear un tipo distinto de ciencia y de ingeniería. Menciona que muchas instituciones científicas ya cuentan con un gran número de artistas residentes, y las instituciones culturales con unos pocos residentes científicos. Cree que este grupo de personas conducirá a un renacimiento de la fertilización cruzada entre el arte, la ciencia y la tecnología, que dará origen a numerosos inventos, descubrimientos científicos y obras maestras artísticas. Señala que también ha empezado a producirse un contraflujo, de manera que las ideas y métodos de las artes se están aplicando a la ciencia informática y a la ingeniería.

En Barcelona, Roger Malina ha encontrado un socio en ArtNodes el espacio sobre las intersecciones entre arte, ciencia y tecnología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Leonardo y ArtNodes han emprendido un proyecto conjunto que aspira a recoger las diferentes tesis sobre arte, ciencia y tecnología que se desarrollan en todo el mundo. El proyecto está vinculado a la Unesco dentro de las iniciativas para realizar actividades interdisciplinarias en los campos de la investigación, la creatividad y la comunicación en el ámbito del arte multimedia.

Roger Malina es también el presidente del Observatorio Leonardo de las Artes y las Tecnociencias, dirigido por Annick Bureaud, que fomenta la colaboración entre artistas, científicos e ingenieros e intentan estar al día de las nuevas ideas y trabajos en los campos del arte, la ciencia y la tecnología. Trabajan en tres proyectos principales: el proyecto Pioneros y Exploradores, orientado a documentar y difundir el trabajo que llevaron a cabo los precursores con anterioridad a la década de 1970; el proyecto El espacio y las artes, que pretende crear un puente entre las artes y la exploración del espacio cósmico más allá de nuestro planeta, y se realiza mediante talleres y, finalmente, trabajan en un proyecto teórico dirigido por Julien Knebusch, llamado Las Raíces Culturales de la Globalización, cuyo principal objetivo consiste en dar a conocer el trabajo de artistas cuya creación se ha desarrollado en un contexto planetario. Impulsan también, en Oriente Medio, el norte de África y el sur de Europa, la red JASMIN, integrada por artistas, científicos e ingenieros.

Malina diferencia, como mínimo, tres culturas:
- las artes y el entretenimiento, incluyendo el diseño, en estrecha relación con las industrias del entretenimiento y la comunicación y con las artes aplicadas, como la arquitectura;
- las ciencias fundamentales y teóricas, que tienen estrecha relación con los intereses gubernamentales y las necesidades de la sociedad en términos de educación; y
- la ingeniería y la tecnología, relacionadas principalmente con el mundo de los
negocios y con la provisión de servicios y productos a la sociedad.

Estas tres culturas operan en una amplia variedad de "escalas", abarcando desde una escala muy local hasta una escala muy global. Sin embargo, no sólo existen dos escalas, sino varias que cambian el "significado y el propósito" de cada cultura. La teoría de las redes tiene mucho que decirnos acerca de la "escala", y los tipos de conexiones sociales inciden considerablemente en los tipos de comportamientos y resultados posibles, puesto que no es lo mismo trabajar con un equipo internacional de 300 personas en el campo de la ciencia, que con un equipo de 300 personas que desarrollan obras de arte para un festival regional.

No cree que resulte útil intentar interrelacionar el arte, la ciencia y la tecnología, salvo cuando ello sea verdaderamente necesario y se comprenda el tipo de contexto en el que se inscriben las redes del trabajo.

En tanto, Stephen Wilson, profesor de Arte de la Universidad de San Francisco, USA, artista y sociólogo, observador del impacto cultural de los nuevos media con el arte, en su libro “La investigación como actividad cultural”, escribe: “Este ha sido siglo de la investigación. Nuestras vidas se han visto afectadas radicalmente por los resultados de la exploración científica y de la innovación tecnológica. Desde el juego al trabajo, nuestras vidas se han rodeado de variopintos cachivaches y nuestros hábitos se han visto alterados por nuevos conocimientos.

Aún más, la investigación ha cambiado conceptos básicos sobre los orígenes del universo, la naturaleza de la vida, el tiempo, el espacio, o la humanidad. Y los frutos están en su mayor parte sin recoger... Esta investigación afecta tanto a la vida, al pensamiento y a nuestras sensaciones, que no puede ser dejada solo en manos de los científicos.

Ciencia y tecnología deben entrar en el corazón del discurso y comprensión general. Los distintos itinerarios de la investigación pueden determinar el flujo del futuro. Por ejemplo, los investigadores que trabajan en ideas tales como computación ubicua (haciendo objetos inteligentes que pueden percibir el contexto en el que se encuentran) están trabajando en más que simplemente nuevos productos: están transformando la relación fundamental de los seres humanos hacia los objetos inanimados.

El sendero que nos abre la investigación se convertirá en una parte crucial de nuestro patrimonio cultural... La participación de individuos que provienen de diversas perspectivas y disciplinas ajenas a la ciencia (tales como el arte, las humanidades, o las ciencias sociales) podría ayudar a asegurar un más amplio espectro de ideas con las que trabajar. Algunos podríais sugerir que ya existe una amplia participación vía los diferentes comités ciudadanos o las variadas críticas académicas entorno a la investigación universitaria. Pero me gustaría ir más lejos, hacia algo más fundamental y pro-activo, por ejemplo médicos de muchos campos participando en las preguntas, determinando sus propias metas de investigación y emprendiendo realmente sus propios estudios. Existen muestras de que ya está comenzando a suceder... desafíos a esta clase de investigación... Si estos retos pueden ser superados, las recompensas serán nobles. Nuestra cultura se enriquecerá gracias a las nuevas cuestiones que se abren. Y una nueva clase de ayuda pública y de entender recompensará los investigadores y substituirá la mistificación, la hostilidad y la desconfianza actuales".

Estamos atravesando, sin duda, un período de intersecciones y contribuciones recíprocas crecientes e insospechadas, como nunca antes en la historia. Son muchos los observadores del fenómeno que lo describen y son conscientes de sus infinitas posibilidades.

Desde Revista de Artes hacemos fervientes votos para que estos avances contribuyan a lograr una vida planetaria más evolucionada en términos de respeto, armonía, tolerancia y paz.

FUENTES:
Routio, Penti, Arteología www.uiah.fi/projects/metodi/
Santiago Richter http://www.geocities.com/Athens/Forum/9991/pitagoras.html
Enrique CastañosAlés-Arquitectura, matemáticas, música http://www.enriquecastanos.com/wittkower.htm 
Francesc Guillemat Rocamora - Arteología (o la ciencia de los artefactos) http://usuarios.lycos.es/guillemat
Luis Astorga- Entre el Modelo y la Metáfora - Publicación del Laboratorio de Encrucijada - http://vereda.saber.ula.ve/ciencia_tecnologia/entre_modelo.htm
Pedro Miguel González Urbaneja. IES Sant Josep de Calassanç. Barcelona. http://www.divulgamat.net/weborriak/Historia/MateOspetsuak/Platon3.asp
Roger Malina : Boletín de Cultura Científica www.latalaia.net/entrevista
Stephen Wilson Information Arts http://www.straddle3.net/context/02/020115_infoarts.es.html

 

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