Bajo esa denominación, un grupo de jóvenes y muy creativos artistas alemanes ha decidido contribuir a que el paisaje urbano, generalmente aburrido y rutinario, sorprenda a los habitantes de Berlín con un toque de frescura y humor.
Arte aplicado a objetos de mobiliario urbano que jamás soñaron hacerse tan atractivos: los contenedores de residuos y máquinas de validar tickets de estacionamiento que se humanizan y adquieren expresividad.