Nacido el 13 de Junio de 1928 en la ciudad de Bahía Blanca, su formación como escritor se realizó en forma absolutamente autodidacta.
Su curiosidad incluía Artes y Ciencias y su paradigma reflejaba
el humanismo renacentista con la figura de Leonardo Da Vinci como arquetipo.
Militante de la moral heroica, su acción, su modo de vida evidenciaba las profundas lecturas de Nieztche y José Ingenieros.
Lector apasionado de la literatura francesa de los siglos XIX y
XX, el Simbolismo, Parnasianismo y Modernismo fluían
constantemente en sus charlas y los nombres de Verlaine, Baudelaire, Victor Hugo, Maupassant, Artaud, además de Darío, O. Paz, Goethe , Dante, Borges, J. Hernández, Martínez Estrada, Sarmiento y una larga lista de etcéteras que incluía la historia Argentina y Universal, configuraban su biblioteca de cabecera.
De temperamento vehemente y fáustico, no despreciaba el
riesgo a la hora de tomar decisiones de cualquier tipo.
Amigo fiel de Ángel Battistessa, que, a la sazón viajaba a Bahía Blanca para dictar sus clases en la Universidad del Sur, quien se convirtió en su mentor artístico y divulgador de su obra.
Tiene editado el libro de poemas “Flor y Piedra” y varios otros , incluyendo cuentos , que esperan su edición definitiva, además de diversos artículos y/o poemas sueltos publicados en distintos medios como la revista “Sur”.
Murió en julio de 2005.
Ponientes
1
Un ángel de luz cae, con el ala indolente
Y relumbra en mi alma; y en un lago sombrío
Se hunde el sol, gigantesco, insonoro y vacío
Y de esa luz que muere, nace mi ser fulgente.
Y yo — dios del crepúsculo — pintor-omnipotente,
Corro con mis matices, y en alocado brío
Hago danzar al oro que tiembla sobre el río,
Lleno de ojos de plata las aguas del poniente...
Y con mi antorcha luego; ardo y pinto a mi antojo
Abro mis vastas venas, tiño todo de rojo,
Alumbro negras nubes, doro el azul profundo...
¡Mas la noche y su sombra me borran todo-brillo!
¡Duérmete! me susurran con el canto del grillo
Y ceñido de nieblas, soplo mi sueño al mundo...
Diciembre 2003
Ponientes
2
Bañaba el calmo bosque la suave luz alada
-Túnica del solemne universo silencioso -
Y el sol, dragón dorado de paso cauteloso
Enorme, a ras del fuego, ardía en la arbolada.
Huía invisible el día, la costa luz tornaba
Monotonías blancas en coloridos gozos,
Y el poniente fue sombra, y callado reposo
El gigante tejía su sueño entre las hadas...
Y danzó loco el monte, danzaban las ondinas
Con ángeles desnudos; las náyades divinas
Con los duendes; mil gnomos brincaban en las .dunas
¡Loca danzó la noche! y sus búhos alados
Se unieron a los elfos de vestidos plateados
Que con chispas de estrellas, encendían la luna...
Diciembre 2003
Ponientes
3
Así vi la batalla: venían los escuadrones
Luz y sombra, embozados bajo sus torvos-velos.
El sol con su cafión, lanzaba en el gran duelo
Relámpagos de nácar a negros murallones.
¡Los cúmulos tocados rugían! en jirones
Catedrales ardientes levantaban el vuelo
Creando un túnel rojo en el devastado cielo
Dónde en blancos corceles, corrían los .nubarrones...
Armagedón, Rey Sombra, con sus cabalgaduras
A los colores muertos les daba sepultura:
El silencio molía raíces de mil centellas.
Mas derrotada en Tierra, sus templos-derruidos
-hurtando oro y diamantes de cofres encendidos–
La luz, bella y desnuda, renacía en estrellas.
Junio 2004
Te adoraron mis ojos asombrados
Al tocarte en el alba -y era un sueño-
Allí te vi en mis éxtasis callados
Y de tu altar ardiente me hice dueño.
¡Y con tu fuego ardí! por los collados
Vagué; doré los montes con empeño
Solar ¿mi pensamiento y mi cuidado
Dieron en ser crepúsculos de ensueño?
¿Canto de un ángel eres, misteriosa
Música de colores celestiales
Que ilumina en la tarde silenciosa
Los cielos en ponientes inmortales? -
Eres tú — gran Dios Sol ¿o soy yo mismo
El que te coima de luz a tanto abismo?
Octubre 2004
Marina
Con las velas al viento, nadadora anhelante,
Va ligero la barca bebiendo sal y espuma:
Cielo y agua se pierden en fuga gris; distante,
El mar! que tafie un arpa con música de-bruma...
La ola choca y salta, y acróbata elegante,
Lanza al aire cabriolas que en oro azul esfuma
Y en esas aguas locas, roto cristal sonante
Hunde un marino el torso; el oleaje le abruma.
¡Arriba! al sol de ocaso, de la vieja polea,
Cae un montón de plata que ruda forcejea:
Lucha el hombre; la barca cruje ante el rudo juego.
¡Duro oficio!... qué importa, pescador solitario,
Si en la red desbordante, tus ojos visionarios
Ven joyas, pedrerías, alas ¡ojos de fuego! |