CREENCIAS, MITOS Y SUPERSTICIONES 

 

 

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En el ámbito teatral, hay muchas  creencias acerca de lo que trae buena y mala suerte. El origen de gran parte de ellas proviene del antiguo teatro.

Los tabúes en el teatro son numerosos. Nadie debe sentarse en la escotilla del apuntador, a riesgo de romper el pacto con los dioses de la suerte. La tecnología evitó  continuar con esta superstición.
No se puede silbar (y menos de noche).

En un reportaje el actor argentino Osvaldo Pacheco (1932-1984) afirmaba: "Silbar, jamás!... si el texto lo exige, canturreo".

Nada de claveles, aunque provengan de los admiradores más fervorosos.

Tejer en un camarín puede traer la desgracia a todo el elenco, pero, además, si la lana es amarilla, el desafío a la fortuna es doble.

No de debe mencionar la palabra "víbora". Los actores apelarán a un listado de sinónimos como “reptil” , “la que se arrastra”, . o harán pantomima, pero no pronunciarán la palabra.

Respecto al vestuario, hay reglas clave:

Evitar el color amarillo . Esto tuvo origen en las obras de enredos, porque cuando el marido sorprendía al amante en el ropero o debajo de la cama en calzoncillos, éstos eran de color amarillo (seguramente para que resaltaran).

También puede atribuirse la visión negativa hacia este color porque Molière  murió cuando representaba -vestido de amarillo- la obra 'El médico a palos".

Evitar telas a  lunares.

Tener dos vestidos iguales: se debe empezar y terminar la temporada con el mismo.

Al respecto, la actriz argentina Iris Marga (1901-1997) recordaba en un reportaje: "Representábamos una obra en la que yo era una paisanita. Para estar siempre almidonada, con los volados tiesos, me hice hacer dos trajes iguales. Cuando Carcavallo, el empresario, se enteró, tuvimos un disgusto tan grande que concluyó con  mi alejamiento del elenco".

El camarín también exige tener ciertos cuidados:       
El actor no debe tocarlo, se limitará a llevar su vestuario, caja de maquillaje y efectos personales, sin sacar ni mover nada de lugar. Hay quienes toleran algunos aportes personales, como ser fotos de familiares en el espejo, siempre y cuando sea antes del estreno.                      

Los métodos de exorcismo son variados:
- Poner azúcar en un rincón del camarín.
- Entrar con el pie derecho, especialmente en el primer ensayo.
- Colocar s hojas de ruda, que se consideran un buen neutralizador.

El actor argentino Darío Vittori (1921-2001) , por ejemplo, las colocaba personalmente en los tableros de la boletería. Nunca falta quien queme algunas hojas en su camarín.


Obras y autores

El día del debut, se recomienda no mencionar la palabra "suerte" porque los resultados pueden ser desastrosos. Es preferible golpear tres veces la bambalina, tocar madera,   persignarse o desear "mucha merde" antes de salir al escenario. El origen del uso de esta palabra se remonta a la época en que los espectadores asistían al teatro en carruaje de caballos con cochero, que los aguardaba en la calle hasta finalizar la función. Una gran cantidad de desechos indicaba que la función había sido un éxito de concurrencia.

Por otra parte, hubo obras y autores que adquirieron fama de ser nefastos, o de traer mala suerte. Un claro ejemplo es el de Jacinto Grau, autor de la obra "El señor de Pigmalión", que en España nadie quería representar.
Precisamente a raíz de esto, en un reportaje concedido en 1974 al diario La Nación, el actor argentino José Cibrián (1916-2002), contaba que, en ocasión de montar su padre la obra, en Madrid

en la década del '30, "todo el mundo le llamaba insensato, y más aún cuando en uno de los últimos ensayos uno de los intérpretes se presentó, pese a que padecía una seria dolencia pulmonar. El actor pagaría con su vida el exceso de profesionalismo, y muchos compañeros le atribuyeron la desgracia a la presunta influencia nefasta de don Jacinto, renunciando a sus papeles...”.

Entre las muchas obras que se eluden,  la más famosa es Macbeth. Ni representarla, ni citar siquiera tres o cuatro versos seguidos. La fatalidad se encargó de aumentar su mala fama: en 1964 se quemó un teatro nuevo de Lisboa donde se representaba la obra.

Fuente:
Diccionario de Mitos y Leyendas - Equipo NAyA -Argentina
http://www.naya.org.ar/

© Revista de Artes N º 8 - Febrero 2008
Buenos Aires - Argentina