Buenos Aires - Argentina
Año X - Nº 49 - Marzo / Abril 2015
Paul Poiret no era para nada un hombre modesto, como lo explica su biografía “El rey de la Moda”. Nacido de una familia de mercaderes en 1879 en París, fue aprendiz de Jacques Doucet y de la legendaria casa Worth, antes de abrir su propia casa de alta costura en 1903. Durante sus dos décadas en la moda, Poiret desafió las reglas y definió lo que era moderno con la liberación de la mujer, sus trajes fluídos, basados en la indumentaria árabe y oriental, liberaron a unas pocas privilegiadas de las ataduras del corsé. Incluso se atrevió a vestirlas con faldas pantalón. Sus colecciones coloridas, sus exploraciones neoclásicas y sus toques orientales ganaron los corazones de las mujeres más fashionistas de esa época como Josefine Baker, Nancy Cunard y la marquesa Luisa Casati. En su tiempo libre, Poiret diseñaba para representaciones teatrales, lo que explica sus diseños más extravagantes.
En junio de 1911 organizó una fiesta para promover la tendencia 'oriental' que llamó Las Mil y dos noches. La gala se celebró en los jardines junto a la mansión de Poiret en Paris y las invitaciones estipulaban que el traje debía ser apropiado a la ocasión. Poiret se vistió de Sultan Poiret el Magnífico y saludó a los huéspedes desde debajo de un toldo azul adornado con sus iniciales. Su esposa Denise, junto a él estaba dentro de una enorme jaula de oro, resplandeciente en pantalones de odalisca y un bustier enjoyado, creación de Poiret, cumpliendo para muchos la fantasía occidental del harén.
Poiret negó con vehemencia que sus creaciones derivaran de del orientalismo de los Ballets Russes, pero no se puede negar que su tendencia y colecciones posteriores tuvieron un toque de Schéhérazade, de Diaghilev y de Bakst. La época de Paul Poiret estuvo marcada por la prosperidad que precedió a la Primera Guerra Mundial y por la extravagancia que imperaba en las clases altas. Tras la contienda, no quedaban ganas de celebrar fiestas majestuosas ni de lucir prendas exóticas. Triunfó entonces la sofisticada sobriedad que traía Chanel y Poiret se vio obligado a cerrar su mansión en 1929. Las élites se olvidaron de su impronta y el modisto sobrevivió trabajando como ilustrador hasta su muerte en los años cuarenta. Más allá de nostálgicos expertos en moda, museos e historiadores del traje, ya pocos lo recuerdan. Las columnas de chismes lo hubieran amado, pues Poiret era un maestro del escándalo, siempre encontraba la manera de convertirlo en publicidad gratis. Era mucho más que un simple diseñador, era un hombre de negocios sumamente brillante y está considerado padre de la moda moderna. Sus casas, sus tiendas couture y sus fiestas fueron transformadas en grandes oportunidades de publicidad, donde sus creaciones eran el centro de atención. Sus formas fluidas otorgaban comodidad. Él se inspiró en las columnas griegas para crear vestidos que caían desde los hombros apoyados con amplios escotes bateau. Vivenció su trabajo como arte, Vio a su trabajo como primer arte. Sus piezas simples fluyen,hechas en materiales como la seda, el terciopelo, brocato, en colores inusuales y formas lujosas. Fue el primer modisto -ahora lo llamaríamos diseñador- en abogar por la eliminación del cuerpo de la mujer encorsetada.
Eligió nombres para su ropa, en lugar de la práctica habitual de utilizar números para facilitar la organización de la colección. Un ejemplo: su "Sorbet" disfraz, un alambre-aros "pantalla" túnica sobre babuchas en franjas de gasa y oro.
Fue primer diseñador en incorporar fragancias a su maison, desafiando, de esta manera a los demás modistos. Su línea exclusiva, llamada Parfums de Rosine, nombre que eligió en honor a su primogénita, debutó en 1911 y fue incorporando muchas actualizaciones al correr de los años.. Poiret se ocupó personalmente de sus envases, considerando que envase y contenido debían estar en total afinidad y armonía. Ese mismo año fundó el Atelier de Martine, donde niñas de escasos recursos aprendían artes decorativas. Esas jóvenes produjeron luego frascos y envolturas para famosas fragancias como La rose de Rosine (1912); La fruit dé fendu (1918); Aladin (1919), Coup de Foudre (1925) y otros.
Paul era amigo de artistas arte como Henri Matisse, Jean Cocteau y Pablo Picasso. Su imperio en el mundo de la moda era un trampolín para las carreras de muchos colaboradores incluyendo la de los pintores Raoul Duffy y Marie Laurencin y del diseñador Romaní de Tritoff. Los trabajos de Paul Iribe y Georges Lapape son actualmente tan codiciados como cuando Poiret los regaló a sus mejores clientes en 1908 y 1911.
Conocido por todos como “Poiret, le magnifique”, enfrentó rivales como Beer, Doeuillet, Paquin y Redfern, pero al final fue destituido por la petite Gabrielle (Coco) Chanel. Poiret llama el trabajo de su contrincante Chanel “Les misérablisime de luxe”, o sea el lujo de los pobres. A su muerte, en 1944, Poiret dejó un libro de memorias (1930) que, consciente de su destacadísimo aporte a la moda, tituló "Yo vestí a mi época". Aún hoy, grandes diseñadores siguen inspirándose en los diseños de ese gran maestro de la costura.
Fuentes: www.listindiario.com
|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
--
© Revista de ArteS - Buenos Aires - Argentina |