Alexander Calder (1898 -1977) fue un escultor estadounidense, hijo y nieto de escultores. Su madre era, además, pintora. Estudió ingeniería mecánica y en 1923 asistió a la Liga de Estudiantes de Arte de Los Ángeles, donde recibió la influencia de los artistas de la escuela.
Es más conocido como el inventor del móvil o chupin (juguete móvil colgante), un precursor de la escultura cinética y se considera uno de los artistas más innovadores e ingeniosos del siglo XX. También elaboró obras esculturales inmóviles, conocidas como stabiles. Aunque los primeros chupines y stabiles de Calder fueron relativamente pequeños, poco a poco fue orientándose hacia la monumentalidad en sus trabajos posteriores. Su talento ha sido reconocido en importantes exposiciones de arte contemporáneo en las que obtuvo grandes éxitos económicos y de crítica.
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La fascinación de Alexander Calder con el circo comenzó a mediados de sus veinte años, cuando publicó las ilustraciones en un diario de Nueva York de Barnum y circo de Bailey, para lo cual celebró una pasantía de un año. Pero, en París en 1926, comenzó a armar su circo en miniatura y la vanguardia parisina se reunía en el estudio de Calder para presenciar las funciones. Era, como señaló el crítico James Johnson Sweeney, "un laboratorio en el que algunas de las características más originales de su obra posterior se iban a desarrollar. El video que verán al final,de esta nota, un documental de Carlos Vilardebó, perimte respirar el gran encanto personal del propio Calder, el placer del juego de su propio niño interior con el movimiento y el trabajo de los pequeños jugadores, ejerciendo el rol de maestro de ceremonias, mientras que su esposa maneja el tocadiscos desde un costado. El circo se encuentra ahora en
el Museo Whitney de Nueva York.
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Lo fue armando con materiales sencillísimos -trapo, madera, alambre, goma- creó una pista de circo a la que fue poblando de todos los personajes que conforman una compañía completa. Todo hecho a mano, y de tal manera que, bajo su experta manipulación, podía realizarse una función completa. Calder disfrutaba como nadie de la función, dando vida a todos y cada uno de los personajes -trapecistas, domadores, payasos, lanzadores de cuchillo, leones- y les ponía voz, mientras su esposa hacía sonar en un tocadiscos, las típicas melodías circenses.
Periódicamente Calder ofrecía una función del Cirque Calder, que tuvieron el privilegio de presenciar y disfrutar muchísimos asistentes desde 1926. Piet Mondrian, Jean Cocteau, Joan Miró, Le Corbusier, Fernand Léger, Arp, Man Ray, Marcel Duchamp y otros fueron algunos de los adeptos. Las curiosas funciones -que seguramente fueron deliciosas- se siguieron celebrando, a ambos lados del océano, hasta su muerte en 1976.
Creó nada menos que 55 personajes, cada uno de ellos con la posibilidad de movimiento.
Para armarlo utilizó principalmente trozos de madera, tapones de botella, alambre, papel, tela y otros materiales igual de sencillos, durante toda su vida usó material de desecho, fue un gran reciclador. Nos enseñó que cualquier objeto o fragmento es útil para expresar cosas bellas y expresivas.
Había payasos, trapecistas que volaban, caballos que sabían galopar, equilibristas que se subían al monociclo, perros que saltaban, un elefante que echaba agua por la boca, domadores, levantadores de pesas, leones y canguros.
El circo llegó a tener tanto éxito que su dueño comenzó a viajar a otras ciudades para hacer presentaciones.
En cinco maletas transportaba ese mundo prodigioso que se desplegaba como un micro mundo ante los ojos de los curiosos.
LA MAGIE a Calder es el título de una recopilación de tres interesantes documentales sobre el artista Alexander Calder que el director portugués Carlos Vilardebó realizó entre 1961 y 1974: Le cirque de Calder, Les mobiles de Calder y Les gauches de Sandy.
Fuentes:
www.poderedomex.com
rrose.espacioblog.com
www.youtube.com
www.circomelies.com
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