Revista de ArteS
Buenos Aires - Argentina
Edición Nº 37
Marzo/ Abril 2013
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En los orígenes de la historia china del té, las hojas se hervían en agua dentro de recipientes destapados.
Pero durante la dinastía Ming, empezaron a dejar las hojas de té en infusión en agua caliente y eso hizo
necesario contar con un recipiente cubierto.

Las hay de barro, como la tetera Yixing, una de las más famosas de China, realizada artesanalmente con barro proveniente de la ciudad del mismo nombre, en la región de Jiangsu. Este tipo de teteras data de la Dinastia Sung -entre los años 960 y 1279 de nuestra era, aunque recién en el siglo XIX comenzaron a hacerse más populares en toda Europa, pero nunca se pudo lograr una calidad similar a las originales por carecer del afamado barro morado de la zona de Yixing.

Estas teteras, una de las más famosas en el mundo, gracias a la porosidad de esa arcilla, que no está
esmaltada, y por lo tanto es porosa, permiten que la fragancia del té sea  absorbida  en sucesivas
preparaciones, a tal punto que se recomienda simplemente enjuagarla con agua, sin usar detergentes o limpiadores químicos,  y dejar secar al aire. Lo normal es dedicar un solo tipo de té una tetera específica. La capacidad de absorción de estas tereras hace que se diga que preparar un buen té en ella tan solo calentando  agua  en su interior.

La dinastía Qing fue considerada como la época de oro de la tetera Yixing. El emperador Kang Xi, nacido a medidados del siglo XVII, ordenó a la exportación de teteras de Yixing y té a Europa, por lo que las teteras de Yixing fueron las precursoras de la primera generación de teteras portuguesas, holandesas y alemanas.


Tetera de barro Yixing, esmalte exterior decorado cn símbolos de la longevidad - Dinastía Qing, reinado de Kangxi, 1662-1722 
Museo Nacional del Palacio. Fuente: www.npm.gov.tw

El té apareció en Rusia en 1638 con el nombre de “hierba china”. Lo trajo de una visita diplomática a la sede de
uno de los kanes mongoles el boyardo ruso Vasili Starkov. En agradecimiento a sus obsequios, el diplomático
recibió unos 64 kilos de té. En la corte del zar Miguel I de Rusia la bebida resultó muy del gusto de todos y en
1679 se firmó el primer contrato de suministro de té desde China. Se vendía en Rusia en unas pequeñas cajas tipo joyero, que en muchos casos eran de lujo.

 
Caja de te rusa de papel mache, laqueada y pintada a mano con detalles en dorado. Fuente:www.aspireauctions.com
 
Caja de té rusa, madreperla tallada y plata
 
Caja de té de latón litografiado con decoración de motivos tradicionales chinos. Fabricada por la compañía Zhako & Co, Moscú.  Fuente:www.ioffer.com

Claro que los rusos tenían su propio modo de preparar y tomar el té. Lo colocaban en una tetera con agua hirviendo y lo dejaban 10 minutos, servían un poco en cada taza y, como era muy intenso, le agregaban agua hirviendo a gusto de cada comensal, del mismo samovar -que calienta el agua y mantiene la temperatura.

La chimenea interior se llena de combustible sólido, tradicionalmente carbón, de modo que el agua permanece
en estado de hervor. En su parte superior se coloca una tetera con hojas de té, donde el calor prepara lentamente una infusión fuertemente concentrada llamada zavarka; ésta se diluye con el agua del samovar, lista para beber.
Los rusos adoptaron el té a través de los mongoles, pero usaban el samovar mucho antes de que éstos llegasen
a sus tierras. Dado el clima de frío extremo de las estepas, este recipiente era útil para hacer una infusión típica a
base de miel fermentada y agua, y las brasas permitían mantenerla caliente. Además, la incorporación de un
precario regulador de tiraje permitió introducirlo en la vivienda, de hecho, la etimología de 'samovar' viene a ser '
olla para cocinar uno mismo'. Por tanto, los rusos hicieron pronto del té un ritual a la altura de los mongoles,
chinos, japoneses y otros muchos pueblos.
La parte superior del samovar es una tetera donde se preparaban las distintas infusiones que se podían disfrutar.
Aún hoy en Rusia hay quien disfruta de una taza de té con el samovar, puede resultar engorroso y más con las nuevas tecnologías que permiten calentar el agua para el té en cuestión de segundos. Sin embargo, se dice que el té obtenido a partir de un samovar resulta más intenso, ofreciendo además distintos matices de sabores.

El concepto de tetera fue evolucionando, al principio eran pequeñas y redondeadas y se importaban desde
China. En el siglo XVII los artesanos británicos empezaron a fabricar la porcelana.
Con el tiempo el tamaño, la forma y la decoración de las teteras ha ido cambiando según gustos y modas.
En un comienzo se seguía la tradición china de utilizar símbolos y criaturas mitológicas. Más tarde se
impusieron las formas dieciochescas de estilo neoclásico o rococó y en el siglo XIX los recargados artículos
victorianos.
Actualmente hay teteras de tamaños y formas muy variadas, con o sin infusores, grandes o pequeñas, sencillas, rebuscadas, industriales, y también de autor, realizadas por artistas.
El largo camino de las teteras ha atravesado diferentes materiales: barro, hierro, plata, vidrio, porcelana, bronce, cerámica.

Pero los chinos no solo fabricaron teteras de barro. La porcelana china es, indudablemente, la reina de las porcelanas. Las teteras de esta procedencia, han sido distinguidas a través de los tiempos, como una de las mejores, tanto por su calidad, sus formas y sus colores. Uno de los más famosos accesorios del té, tal vez nunca hubiese existido, de no ser por los chinos.
Ellos comenzaron a elaborar en porcelana hace mucho tiempo, en un período situado entre los siglos VII y VIII. La intención era fabricar artefactos en ese material, compuesto de arcilla blanca, caolín y feldespato. Ya para la dinastía Ming (1368-1644), la porcelana china estaba viviendo sus momentos de esplendor y comenzaba a ser conocida en el mundo entero.
Las construcciones originales eran mayoritariamente blancas, aunque con decorados en relieve y otros detalles complementarios. Con el paso del tiempo, comenzaron a incorporarse colores y nuevas formas, hasta que hoy día las hay para todos los gustos, conservando su construcción la calidad característica histórica de este tipo de teteras.

A través del mundo, el consumo de té fue cada vez mayor y las diferentes culturas tuvieron teteras diferentes de acuerdo a sus gustos y costumbres. La historia de las teteras en los diferentes países ha legado piezas tan hermosas que vale la pena conocer algunas.

Las teteras de los países árabes para preparar el té moruno, té verde con menta, tienen una notable diferencia con respecto a las de países más tradicionales en esto de los accesorios del té como China, Inglaterra o Japón.
En primer lugar, las teteras árabes son construidas en metal y no en porcelana. A ellas se le han añadido históricamente diversos arreglos, dibujos, relieves y labrados muy decorativos

Pensadas para beber el té moruno,  té verde con menta que se toma muy a menudo en varios países árabes, estas teteras tienen una notable diferencia con respecto a las de países más tradicionales en esto de los accesorios del té como China, Inglaterra o Japón.

Generalmente construídas en plata o bronce o peltre, son muy populares en Marruecos y el Sur de España, ya han tenido buena acogida también en otras partes del mundo.



En Turquía hay una teteras diferentes, más allá del material con el que sean construídas, tienen una particularidad: son dos teteras montadas una encima de la otra. En una se coloca el té y en la otra el agua. Luego las preparaciones se intercambian y así se formula la peculiar manera de consumir el té en el país otomano.

Tradicionalmente, el café a la turca fue partícipe de la vida de los otomanos, pero el té fue imponiéndose poco a poco, hasta llegar a ser una de las más populares bebidas.

Las teteras japonesas tienen la inevitable influencia de la alfarería china, se distinguen por ser unas de las más distinguidas en el mundo entero. La influencia de la alfarería china sobre la japonesa es innegable, aunque han sabido concebir sus propias diferencias y características.
Vale aclarar que la porcelana japonesa tuvo su origen recién a finales del siglo XVI. El paso del tiempo permitió que lograran otro tipo de colores y variedades en las simetrías. Predominaron el rojo, verde, amarillo y azul claro, y los toques de oro.


Tetera de Japón - Museo Hermitage

Tetera de Japón, finales del siglo 19 y principios de siglo 20  Museo del Hermitage

Japón, Período Edo, 1670-1690- Museo de Bellas Artes de Boston

Japón 1865-1875 - Museo Victoria & Albert

Además, han sabido concebir sus propios estilos. La kyusu es una de las más tradicionales. Al ser Japón un país donde predominantemente se sirve té verde, estas han sido adaptadas para cumplir esa función, se caracterizan por tener una sola asa.


 

Las teteras de hierro cuentan con una amplia historia a sus espaldas. Como era de esperar, fueron concebidas
en China, pero es en Japón donde tuvieron mayor aceptación.

Las teteras de hierro son tratadas con químicos especiales para eliminar las impurezas minerales. Con el uso, pequeñas cantidades de hierro se van desplazando hacia el agua utilizada para fortalecer su constitución de propiedades.
Lo más normal es que las teteras de hierro empleadas para el hervor del agua sean de gran tamaño, mientras que las pequeñas sólo se emplean para preservar el té al calor y para servirlo. Además, estas teteras tienen un significado especial que va más allá del té: simbolizan la unión del mundo y la fuerza.

 

Las teteras inglesas han sido, con el paso del tiempo, una de las más famosas en el mundo entero. Introducidas a través de China, pero fabricadas en el Reino Unido a partir de 1765, han sabido constituirse en un signo inequívoco de calidad y distinción. La calidad que los ingleses han logrado en terminación y formato los ha puesto en un lugar de privilegio.
Hablar de la historia de la porcelana en Inglaterra significa remontarse varios siglos atrás, cuando comenzaron a llegar vía China. Pero fue William Cookworthy, un artesano de Plymouth, el encargado de comenzar a ponerlas en circulación dentro del Reino Unido, fabricando porcelana en su país.
Las teteras inglesas siempre se han caracterizado por ser muy refinadas, en sus comienzos la decoración era bastante similar a la de las chinas. De hecho, la porcelana que fabricaban distaba de ser de la misma calidad que las orientales y solía romperse fácilmente. Pero el tiempo y la experiencia hicieron el resto.


Tetera Camel, Inglaterra, Staffordshire, alrededor de 1750.  © Victoria and Albert Museum

Staffordshire, Inglaterra. Ca. 1787-1790 (hecho en New Hall,  fábrica de porcelana) © Victoria and Albert Museum

Josiah Wedgewood & Sons Manufactory , 1785-1790 Staffordshire, Inglaterra - Museum of Fine Arts, Boston

James Kent, Old Foley, Staffordshire teapot with deep yellow and red roses. Made in England

Con respecto a las teteras de plata, desde el siglo 14, los orfebres ingleses han utilizado un sistema de sellos para identificar la localidad de origen, el fabricante, la fecha y el contenido de plata de cualquier pieza de plata. . Los más famosos orfebres ingleses fueron Paul de Lamerie, posiblemente el más aclamado de su generación, debido a la belleza de sus creaciones, Abercrombie Robert, Brent Moisés y Matthew Boulton.


Orfebre: Paul de Lamerie, London 1740 - Plata y madera - www.nationaltrustcollections.org.uk

También en Irlanda realizaron hermosas piezas de plata, como esta tetera obra de Robert Smith en 1846.


Tetera de plata irlandesa, 1846, orfebre Robert W Smith, Dublín, Irlanda. - www.acsilver.co.uk

Muchos otros países tuvieron valiosa producción de teteras en el mundo, veremos sólo algunos ejemplos, el siguiente es un ejemplo espectacular de cristal y oro realizado en Alemania, aunque ese país se popularizó más que nada por la porcelana de Dresden.


Tetera alemana de cristal y oro - Ca. 1720 - Metropolitan Museum of Art. New York, NY

En Francia hubo orfebres y artesanos destacados, uno de los más famosos el realizador J.V. Morel:


Jean Valentin Morel, ca.1842-1848 - Francia - Nelson-Atkins Museum of Art

Sèvres Porcelain Manufactory, ca. 1832-1834 - Metropolitan Museum of Art

En Italia


Royal Manufacture of Naples - 1785 - Museo Delle Porcellane - Firenza, Italy

En el Tibet


Set de té - Tibet - Museo Victoria & Albert

Tetera Tíbet - Världskulture Museerna

 

En Tailandia


Tetera de Tailandia - Plata y oro repujados, siglo XVIII - Museo Smithsoniano de Historia Natural, Departamento de Antropología

En América del Norte, algunas de las teteras más preciadas del siglo XVIII fueron realizadas por un taller de orfebrería de la ciudad de Boston en Estados Unidos, fundado por Paul Revere - orfebre, grabador y dentista- y su hijo. Ambos eran diestros artesanos, y sus elegantes diseños tenían múltiples adornos pero también los había muy despojados, de hermosas líneas puras. Estos diseños, hechos a mano en plata y estaño, ayudaron a crear el estándar para futuros plateros americanos. Rara vez se encuentran estas piezas y son de gran valor para los coleccionistas.


Tetera de 1796  Paul Revere, Jr. (estadounidense, 1734-1818)  Plata -http://www.metmuseum.org/toah/works-of-art/33.120.543 (octubre de 2006)

Y para cerrar este capítulo, un cuento de Hans Christian Andersen que -justamente- tiene como protagonista a una tetera.

LA TETERA

Érase una vez una tetera muy arrogante; estaba orgullosa de su porcelana, de su largo pitón, de su ancha asa; tenía algo delante y algo detrás: el pitón delante, y detrás el asa, y se complacía en hacerlo notar. Pero nunca hablaba de su tapadera, que estaba rota y encolada; o sea, que era defectuosa, y a nadie le gusta hablar de los propios defectos, ¡bastante lo hacen los demás! Las tazas, la mantequera y la azucarera, todo el servicio de té, en una palabra, a buen seguro que se había fijado en la hendedura de la tapa y hablaba más de ella que de la artística asa y del estupendo pitón. ¡Bien lo sabía la tetera!

«¡Las conozco! -decía para sus adentros-. Pero conozco también mis defectos y los admito; en eso está mi humildad, mi modestia. Defectos los tenemos todos, pero una tiene también sus cualidades. Las tazas tienen un asa, la azucarera una tapa. Yo, en cambio, tengo las dos cosas, y además, por la parte de delante, algo con lo que ellas no podrán soñar nunca: el pitón, que hace de mí la reina de la mesa de té. El papel de la azucarera y la mantequera es de servir al paladar, pero yo soy la que otorgo, la que impero: reparto bendiciones entre la humanidad sedienta; en mi interior, las hojas chinas se elaboran en el agua hirviente e insípida.

Todo esto pensaba la tetera en los despreocupados días de su juventud. Estaba en la mesa puesta, manejada por una mano primorosa. Pero la primorosa mano resultó torpe, la tetera se cayó, se rompió el pitón y se rompió también el asa; de la tapa no valía la pena hablar; ¡bastante disgusto había causado ya antes! La tetera yacía en el suelo sin sentido, y se salía toda el agua hirviendo. Fue un rudo golpe, y lo peor fue que todos se rieron: se rieron de ella y de la torpe mano.

-¡Este recuerdo no se borrará nunca de mi mente! -exclamó la tetera cuando, más adelante, relataba su vida-. Me llamaron inválida, me pusieron en un rincón, y al día siguiente me regalaron a una mujer que vino a mendigar un poco de grasa del asado. Descendí al mundo de los pobres, tan inútil por dentro como por fuera, y, sin embargo, allí empezó para mí una vida mejor. Se empieza siendo una cosa, y de pronto se pasa a ser otra distinta. Me llenaron de tierra, lo cual, para una tetera, es como si la enterrasen; pero entre la tierra pusieron un bulbo. Quién lo hizo, quién me lo dio, lo ignoro; el caso es que me lo regalaron. Fue una compensación por las hojas chinas y el agua hirviente, por el asa y el pitón rotos. Y el bulbo depositado en la tierra, en mi seno, se convirtió en mi corazón, mi corazón vivo; nunca lo había tenido. Desde entonces hubo vida en mí, fuerza y energías. Latió el pulso, el bulbo germinó, estalló por la expansión de sus pensamientos, y sentimientos, que cristalizaron en una flor. La vi, la sostuve, me olvidé de mí misma ante su belleza.

¡Dichoso el que se olvida de sí por los demás! No me dio las gracias ni pensó en mí; a él iban la admiración y los elogios de todos. Si yo me sentía tan contenta, ¿cómo no iba a ser ella admirada? Un día oí decir a alguien que se merecía una maceta mejor. Me partieron por la mitad; ¡ay, cómo dolió!, y la flor fue trasplantada a otro tiesto más nuevo, mientras a mí me arrojaron al patio, donde estoy convertida en cascos viejos. Mas conservo el recuerdo, y nadie podrá quitármelo.


Bueno, amigos, después de este recorrido, no está todo dicho. En el próximo número les mostraremos qué contribuciones han hecho al mundo de las teteras muchos artistas actuales. Y eso...no se lo pueden perder.


FUENTES:
www.metmuseum.org
www.ehowenespanol.com
elmundodelt.wordpress.com/accesorios/teteras/
te.innatia.com
www.ciudadseva.com
njscuba.net

 

 

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