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Revista de ArteS
Buenos Aires - Argentina
Edición Nº 32
Mayo / Junio 2012

TEMARIO   INDICE TEMATICO   N. ANTERIORES   CONTACTO   SUSCRIPCION   QUIENES SOMOS

 

HISTORIA

Diversión, música y noticias en la Edad Media
Juglares, trovadores y bufones

Durante todo el primer milenio de nuestra era, la música fue monódica, vocal y religiosa, no existiendo expresiones musicales de tipo profano o popular que cobraran relevancia.
La primera manifestación de música profana fue una derivación lógica del canto gregoriano. El espíritu de aventura que tuvieron los hombres del siglo XI, como consecuencia de las Cruzadas, produjo el advenimiento de esta nueva expresión durante la Edad Media.


Durante la Edad Media surgieron pequeños poblados y villorrios entre los castillos feudales y los conventos y monasterios, cuyos pobladores desarrollaron una vida independiente para la época, con su núcleo centralizado en la plaza.

 

En ese ámbito aparecieron los juglares, músicos ambulantes, plebeyos, cuyas habilidades gustaban a la gente modesta. Sabían: prestidigitación, malabarismo, juegos de magia, recitaban leyendas, representaban farsas, ejecutaban instrumentos, etc., es decir, todo lo que constituiría el futuro arte popular. Sin embargo, la tradición de los bardos se remonta a la antigüedad, aunque proliferó sobre todo durante la edad media y prerrenacimiento en Gales e Irlanda. Muchos bardos vivían en casas acomodadas, otros eran itinerantes. Los bardos de Bretaña y de la Galia eran considerados una clase social aparte y disfrutaban de sus propios privilegios. Tuvieron especial importancia en Gales, donde solían pertenecer a la nobleza y formaban gremios que fijaban pautas para escribir y recitar. Considerados por los ingleses como políticamente peligrosos, estos gremios llegaron a estar fuera de la ley en varias ocasiones y poco a poco fueron desapareciendo. No obstante, la reunión anual de poetas y músicos galeses, en Eisteddfod, renació en el siglo XIX y continúa hoy día. Algunos textos se conservan desde el periodo medieval, no ocurre lo mismo con la música. Artistas similares han existido en distintas culturas: los gusan armenios, los guslari eslavos o los aedos de la Grecia homérica.

Su ocupación era divertir en las fiestas y en los castillos, a los que llevaban las noticias y referencias de todo tipo aprendidas en su constante deambular de pueblo en pueblo. Eran de clase baja y no eran compositores, ya que se limitaban a copiar las canciones de los trovadores.

Desde el principio fueron muy criticados tanto por la nobleza como por la iglesia, ya que en sus canciones utilizaban un lenguaje vulgar. No actuaban en castillos ni palacios, sino que lo hacían en las plazas de los pueblos. eran personajes itinerantes que viajaban de pueblo en pueblo sin un lugar de residencia fijo. Eran en definitiva una especie de saltimbanquis con bastante mala reputación. Sin embargo, algunos de estos juglares, con el tiempo llegaron a convertirse en artistas importantes, se asentaron en las ciudades y refinaron su estilo dejando atrás el espíritu jocoso y perfeccionando su interpretación musical.

Algunos juglares eran independientes, bohemios, no vivían en lugar fijo y se los podía encontrar donde había fiestas; otros formaban parte del ámbito cortesano y posteriormente fueron los bufones de las comedias del Siglo de Oro y otros estaban a sueldo de ciertos trovadores principales, viajando con ellos, siendo sus mensajeros, precediéndoles o acompañándoles en sus visitas a las Cortes del Rey.

 

Los bardos, trovadores y troveros

Los trovadores fueron poetas-músicos que en la mayoría de los casos pertenecían a la nobleza. Su nombre proviene de ‘trovar’, encontrar la melodía como medio de expresión de sentimientos. Sus antecesores habían sido los bardos de Escocia y Gran Bretaña, rapsodas que cantaron las gestas de los héroes acompañados con el laúd.

Tuvieron gran importancia durante la Edad Media, sobre todo en Francia y en España, aparecen en una zona del sur de Francia denominada Provenza a finales del siglo XI, utilizando la lengua provenzal, llamada Langue d’oc. También hubo trovadores en las islas Baleares y parte de España.

El tema principal de sus poemas es el tema del amor platónico. También cantaban y recitaban sobre temas caballerescos. Recorrían los castillos y los magnates los recibían con grandes agasajos.

El movimiento trovadoresco se irá extendiendo por toda Europa y adquiriendo diferentes denominaciones en cada lugar. En Alemania eran denominados Minnesinger. En España, los trovadores alcanzaron gran importancia sobre todo en la zona de Galicia donde las canciones se denominan Cántigas.

Entre los trovadores más importantes han pasado a la historia Adam de la Halle, Jaufre Rudel, Ricardo Corazón de León o Guillebert de Berneville, además de los españoles, el gallego Martín Codax, el catalán Rimbaut de Vaqueiras o el mismísimo Alfonso X el Sabio, al que se le atribuyen (de manera más o menos acertada) las Cántigas de Santa María.

Desde el punto de vista musical, componían una música de textura monódica con acompañamiento instrumental. Se basa en los modos gregorianos pero con un ritmo más marcado, ya que son obras más rápidas y alegres.             

Cuando se habla de troveros pertenecen a la región norte de Francia, especialmente Artois y Champagne. Surgen en el siglo XII y sus obras están escritas en la lengua d'Oil (que más tarde dio origen al francés actual). La temática de los cantos es similar a la de los trovadores. También contaron con gran prestigio entre las clases sociales actuando en diferentes palacios y castillos del norte de Francia. Allí los troveros más famosos fueron: Blondel de Nesle, trovero de Ricardo Corazón de León, Chastelain de Coucy, Thibaut, rey de Navarra, y Adam de la Halle, quien ha sido el que más ha trascendido, conocido también como el ‘Jorobado de Arrás’ (Ciudad en la que nació en 1220) y autor del famoso “Jeu de Robin y Marion”.

Uno de los más antiguos representantes del arte trovadoresco fue Guillaume de Poitiers, duque de Aquitania.
Otros: Marcabrú, Gerard de Borneil, Bernart de Ventadorn, Folchetto de Marsella, Rambault de Vaqueiras, Ramón Vidal y otros.


Marion Patrizia Bovi Robin Olivier Marcaud Chevalier Mauro Borgioni - Ensemble Micrologus
Patrizia Bovi canto, arpa, buccina in sol Gabriele Russo viella, buccina in fa Goffredo Degli Esposti cialamello, flauti, cornamusa
Mauro Borgioni canto Olivier Marcaud canto François Lazarevic cornamuse, guinterna, naccarini Leah Stuttard arpa

 


POS DE CHANTAR M'ES PRES TALENZ- Guilhem de Poitiers (1071 - 1126).
Intérpretes: La Capella Reial de Catalunya - Hespérion XXI - Director: Jordi Savall. - Pascal Bertin (Contratenor).
Imágenes: Miniaturas medievales del Codex Manesse (S. XIV).

 


Alfonso X el Sabio - Cantigas de Santa María - Csilla Peter-vox, Caius Hera-vihuela, Sasha Liviu Stoianovici-baglama, Spyros Koliavasilis-oud, Lucian Naste-harp, Grigore Teodorescu-perc.; Timisoara, Romania, 23.09.2007

 

Marcabru - L'autrier jost'una sebissa - Ensemble Micrologus- grupo italiano de música medieval, vocal e instrumental, con un repertorio que incluye tanto música religiosa como profana, desde el siglo XII al siglo XVI.

Ministriles

Fueron los juglares de categoría más elevada, capaces de construirse sus propios instrumentos, como, por ejemplo, el laúd, arpa o viola. Llegaron a ser tantos que se agruparon en hermandades o cofradías.
Eran los profesionales de las fiestas: su presencia era indispensable en cualquier fiesta campesina o villana (bodas, nacimientos, etc.), que alegraban con sus acrobacias, malabarismos, mímica y música.
El nombre proviene de ‘ministrar’ en el sentido de administrar y, en este caso, administrar música. En algunas ocasiones cumplían funciones de colaboradores de los trovadores. 

Minnesaenger y Meistersaenger          

Eran los músicos profanos alemanes. Los Minnesaenger eran también nobles, y su actuación es parecida a la de los trovadores y troveros. Por otra parte, eran los cantores de amor. Algunos alcanzaron gran notoriedad, y Richard Wagner (durante el siglo XIX) inmortalizó a uno de ellos, Tannhauser, en su ópera homónima.
Los Meistersaenger eran los maestros cantores, título al que se llegaba luego de un largo período de aprendizaje.

Trova femenina, las trobairitz

Las trobairitz componían, escribían versos, cantaban y recitaban en las cortes de Occitania. En la historia de la música se destacan por ser las primeras compositoras conocidas de música secular occidental; todas las compositoras previas conocidas escribían música sacra. Las trobairitz formaban parte de la sociedad de la corte, en comparación a sus contrapartes de las clases bajas las joglaresse. Si bien a menudo los trovadores provenían de familias humildes— es probable que Bernart de Ventadorn fuera el hijo del panadero del castillo— las trobairitz eran de ascendencia noble. Las trobairitz más destacadas fueron Alamanda de CastelnauAzalais de PorcairaguesMaria de Ventadorn, Tibors,CastellozaGarsenda de ProençaGormonda de Monpeslier, y la Comtessa de Día.

Según Steve Wishart (s. f.), la "Domna Provençal" (dama de la corte) fue adorada como una amante inasequible o noble protectora poseedora de todas las virtudes de belleza y fina cortesía. Este concepto chocó frontalmente con la opinión inamovible de la Iglesia, que favorecía su discriminación. Para San Jerónimo, la mujer era la puerta del diablo, para Tomás de Aquino, un objeto imprescindible en la perpetuación de la especie y necesaria para la preparación de la comida. Pensaban que su elevado estatus, reconocido por la poesía y el "amor cortés" fue el resultado de la sofisticación artística de moda en las postrimerías del siglo XII, cuando en Occitania las mujeres consiguieron unas mayores cuotas de poder político.

Hacia la misma época, (primera mitad del siglo XIII) y con un sabor más popular, aparecen las "chansons de toile" (literalmente "canciones de tela"; aunque, en castellano, tendría más sentido' traducir "canciones de rueca", aludiendo al quehacer principal de las damas medievales) ligadas a las actividades de hilar y tejer, con textos que expresaban el punto de vista femenino y que, a menudo, se completaban con otras composiciones, cuyo canto también corría a cargo de mujeres. Se trata de un género lírico narrativo exclusivo de la música medieval francesa, sin paralelo en otros países. La "chanson de toile" suele ser una pieza bastante corta (nunca excede de 50 versos); generalmente anónima, constituída por estrofas simples con estribillo que relata una breve historia de amor con un final trágico. Su estilo es muy sobrio y exento de toda retórica. Este género se desmarca de la canción cortés y debería incluirse en una categoría más general: "canciones femeninas".

Los bufones

El bufón  no debe confundirse con el juglar, si bien pueda parecer que, durante algún tiempo, ambos personajes compartían un modus vivendi similar.

Es una figura universal, ya que los hubo en la Antigua China, el Antiguo Egipto, el Imperio mogol de la India, Oriente Próximo, Imperio Romano, Africa, América precolombina, e incluso Australia.

Los bufones  solían ser más sedentarios, estableciéndose  en la casa de un señor concreto. Cada castillo contaba con su propio bufón "de corte", encargado del divertimento de sus amos e invitados, buscando crear un ambiente lúdico o despertar la risa en su público.
Su trabajo no consistía tanto en transmitir un saber acumulado o noticias de lugares lejanos, en forma de relatos –como el juglar-  sino en  divertir en un amplio sentido, usando todo tipo de recursos: cabriolas, malabarismos, chistes, ironías, burlas -a veces, incluso de los presentes y  hasta  chiste subidos de tono.
Esto no implicaba que juglares y bufones no emplearan técnicas similares para atraer la atención o el interés sobre sí mismos. Así, no era raro que los trovadores ejecutaran durante sus recitales sorprendentes piruetas, o introdujeran anécdotas humorísticas, destinadas a aligerar el peso quizás excesivamente trágico de sus argumentos principales.
A la inversa, los bufones no dudaban en añadir a su repertorio cancioncillas o poemas, ocasionalmente acompañados por el son de  instrumentos pero no era imprescindible  gran habilidad musical como entre los trovadores.
A diferencia de lo que se esperaba de un juglar,  del bufón no se esperaba  habilidad en el  canto o la rima. Resultaba más divertido al  desafinar, potenciando el sentido del absurdo.

 

El lienzo presenta a un hombre de aspecto arrogante y un tanto grotesco, con una espada en una mano y en la otra llevando la vaina. Viste y calza de rojo, «a la turca», con camisa y cuello blanco de encajes, y se cubre con una especie de bonete o turbante también rojo ribeteado de blanco. Al hombro lleva una capa de color gris, pulidamente acabada. El vivo color del vestido destaca aún más por recortarse su figura sobre un fondo marrón oscuro aplicado de forma muy irregular.

El protagonista del lienzo, Cristóbal de Castañeda y Pernia, conocido como Barbarroja, fue un bufón, «hombre de placer», truhan o «loco discreto» que hacía reír con sus burlas.Sus servicios a la corte están documentados de 1633 a 1649, y su sobrenombre parece debido a su caracterización en la corte, donde según el embajador de Toscana ocupaba el primer puesto entre los bufones; era también matador de toros y desempeñó labores de emisario al servicio del cardenal-infante Fernando de Austria.

Su especialidad pudieron ser los dichos cortantes y graciosos, uno de los cuales le costó el destierro a Sevilla en 1634, cuando al preguntarle el rey si había olivas en los pinares de Valsaín, Castañeda replicó: «Señor, ni olivas ni olivares», lo que el conde-duque tomó como una alusión maliciosa.


El bufón Barbarroja, don Cristóbal de Castañeda y Pernia -
Diego Velázquez (1599-1660) - Öleo sobre lienzo - Museo del Prado, Madrid, España

Cuando Rodolfo de Habsburgo ordenó desterrar a todos los juglares de su corte, su mandato no afectó a su bufón Capadoxo, por lo demás queridísimo por el Emperador.

Algunos bufones gozaron de alta estima por parte de sus señores y hubo quienes obtuvieron títulos nobiliarios como hidalgos -los de la corte de Felipe IV- y podemos recordar los bufones enanos que hiciera famosos Velazquez, otros llegaron a ser consejeros de nobles y reyes. Como se verá, participaron en la política, y hasta intervinieron eventualmente en conspiraciones o arbitraron en disputas caballerescas.

De su boca solían salir, en forma de ingeniosos chistes o sutiles críticas, aplastantes verdades que, nadie más hubiera osado pronunciar, en un entorno plagado de farsantes y aduladores. Esta cualidad, en sí, explica también el afecto que podían sentir los amos hacia sus bufones.

Teóricamente, el bufón podía decir lo que quisiera, pues dada su comicidad, se le perdonaba implícitamente todo; pero, una vez desaparecido su protector, o si éste encajaba mal una broma, sobrevenía la calamidad. Célebre es el caso del bufón de Margarita de Navarra, quien, tras vivir largos años de prosperidad junto a su querida princesa, murió triste y mísero, cuando ésta murió.


Stańczyk, óleo sobre tela, Jan Matejko, Museo Nacional de Varsovia, Polonia. Imagen:www.pinakoteka.zascianek.pl

Stańczyk , bufón polaco, trabajó para tres reyes -Alejandro I Jagellón, Segismundo I Jagellón el Viejo y Segismundo II Augusto Jagellón- y fue considerado un hombre de gran inteligencia, un filósofo político con un formidable conocimiento acerca de la situación actual y futura de su país. Sus chistes y comentarios fueron recogidos por numerosos escritores e historiadores contemporáneos, que lo admiraron por luchar contra la hipocresía en nombre de la verdad.
La anécdota más conocida sobre Stańczyk esta relacionada con un incidente durante la caza. En 1533 el rey Segismundo I el Viejo hizo traer un enorme oso desde Lituania, que fue liberado de la jaula en un bosque para que el rey pudiese cazarlo. Durante la caza el animal cargó contra el rey, la reina y sus cortesanos causando pánico y gran alboroto. La reina Bona Sforza cayó de su caballo con la consecuencia de un aborto. Más tarde el rey criticó a Stańczyk el haber huido en lugar de atacar a la bestia. Se dice que el bufón contestó "mayor insensatez es dejar libre a un oso que estaba en la jaula". Este comentario se interpreta como una alusión a la política del rey hacia Prusia que fue derrotada por Polonia pero no incorporada a la Corona.
Stańczyk llego a ser una figura popular en la literatura polaca como símbolo de la lucha por la independencia. También para el pintor polaco Jan Matejko es una figura favorita y aparece en varias de sus obras, caracterizado con sus propios rasgos faciales. Matejko siempre representó a Stańczyk con un semblante de preocupación y reflexión, en marcado contraste con la capucha con campanillas y la ropa de bufón.

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Fuentes:
sabermusical.com.ar/edad_media/emprof.htm
corazonistas.edurioja.org/haro/recursos/hmusica/edadmedia/index2.htm
juan-antonio-cantos-bautista.suite101.net

vallenajerilla.com/berceo/arm/musicadeltiempodeberceo.htm

 

 

 

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