Indudablemente el cine y la moda están íntimamente ligados. El carisma personal o el encanto de determinados personajes –que no siempre ha estado ligado únicamente a la belleza- han hecho que determinadas vestimentas, accesorios o maquillaje fueran tan deseados que sus copias fueron adquiridas por muchísima gente identificada con el personaje que los llevaba.
En 1961, las enormes gafas para sol que lucía Audrey Hepburn en Muñequita de Lujo, como se conoció en Argentina- o Desayuno en Tiffany- , diseño de Ray Ban Wayfarer, instalaron un modelo que cambió por completo la estética de los anteojos negros y se vendió exitosamente en todo el mundo.
Este estilo, una combinación exquisita de la actriz y el vestuario de Givenchy, el diseñador que siempre la vistió en sus películas, revolucionó el mundo de la moda y se convirtió en un clásico de elegancia hasta hoy. Claro que hay que saber llevarlo, el refinamiento de Audrey Hepburn no es fácil de repetir. En 2007 se subastó el vestido por nada menos que 467 200 libras esterlinas (más de 700 mil dólares), destinando este dinero a dos escuelas en Bengala. Un ejemplar de este vestido se puede admirar, material o virtualmente en el catálogo digitalizado del Museo del Traje de Madrid.
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Pero no sólo los vestidos de las actrices han hecho historia, recordemos a Humprey Bogart , en Casablanca (1942) y a su piloto beige Burberry , forrado en la clásica tela a cuadros que aún hoy podemos encontrar también en pañuelos y paraguas. Esta prenda, originalmente pensada para trabajadores rurales y luego usada por los soldados británicos durante la Primera Guerra Mundial, también sigue siendo un clásico en el vestuario masculino.
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En 1977, Annie Hall, el personaje interpretado por Diane Keaton en la película de Woody Allen que en nuestro país se conoció como "Extraña pareja", instaló un estilo masculino, caracterizado por pantalones anchos, camisas de hombre, chalecos, corbatas, trajes y tiradores. El estilo, creado por la vestuarista Ruth Morley y el diseñador Ralph Lauren, se impuso inmediatamente -ligado a un estilo de mujer emancipada, mucho menos frívola, con más atributos intelectuales que físicos- y se ve aún hoy, aunque se le fueron agregando contrastes interesantes con toques sexy, para lograr mayor glamour.
Otras veces no fue la ropa, sino el maquillaje. Tal es el caso de Cleopatra (1963) y los ojos de Elizabeth Taylor que fueron tratados de replicar por infinidad de mujeres.
También se pusieron de moda los anillos y las pulseras con forma de serpiente.
Las trencitas que adornan el peinado de Cleopatra, sin embargo, pasaron inadvertidas y fue Bo Derek en 10, la mujer perfecta (1979) quien las puso de moda en su versión rubia.
Más recientemente, el vestido que Keira Knightley luce en Atonement (2007, Expiación, deseo y pecado), ganadora del Globo de Oro a la Mejor película en 2008) diseñado por Jacqueline Durran, fue encargado especialmente por la productora de la película y fue elegido Mejor Look de Película por la edición británica de la revista InStyle y por la plataforma de cine 'Sky Movies'.
Fuentes
informe21.com
www.neomoda.com
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