Yong-Tae Min nació en 1943 en Corea del Sur. Es doctor en Literatura Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y catedrático de literaturas españolas e iberoamericanas en el Departamento de Filología Hispánica de la Universidad Corea, en Seúl. Ha sido presidente de la Asociación Coreana de Hispanistas, vicepresidente del PEN Club coreano y tesorero de la Asociación de Hispanistas Asiáticos. Actualmente es presidente del Club de Amantes del Español, director del Instituto de Investigación de España y América Latina en la Universidad Corea y vicepresidente general de la Asociación Asiática de Hispanistas.
En español ha publicado los siguientes libros de poemas: A cuerpo limpio (Madrid, 1971), Tierra azul (Madrid, 1974), Isla (Barcelona, 1977), Obra poética de Yong-Tae Min (Burgos, España, 1985) y Río de Viento (Guadalajara, México, 1995). Yong-Tae Min ha publicado, además, ensayos sobre Cervantes, Federico García Lorca y la tradición del haikú en la poesía hispanoamericana, y ha traducido al coreano a César Vallejo, Vicente Aleixandre, Pablo Neruda y Octavio Paz.
GRILLOS EN CADA ESQUINA
Las cosas o las rosas o las losas
siguen en pie, y también los faroles de la Corredera Baja
y los rincones de la calle Puebla:
falta la gente y la carne rosada
y su olor a la manzana recién lavada por el pudor
adolescente y un nombre de luz, Lucía, por ejemplo.
El tiempo moja las esquinas
y los cristales de las cafeterías
mal llamadas "Rosas" o "Caprichos" o"Amor"
y estas siguen en pie, sin manos
sin las manos para lavarse
en las yemas de tu vida ligeramente rosa.
Todo es cuento en las bocas del tiempo
y la carne es ya jamón o chorizo
o el sabor agrio del vino rosado.
Todo es espuma en los labios del tiempo
y el champán cuesta cada ve más caro y nadie dice:"Un poco menos, cielo..."
Todo cuesta arriba y la meta es el olvido, según Borges.
El presente es perpetuo, ya lo dijo Octavio Paz
en su "Viento entero",sólo que ese "entero"
se desintegra en trizas de tristezas trilladas:
Grillos en cada esquina.
Nadie puede amar y andar por las mismas calles
con el mismo corazón de ayer, con el mismo fuego y con la misma nube.
EL HOMBRE TIENE SIEMPRE LA MISMA EDAD
Entre el nacer y el morir
el hombre tiene siempre la misma edad
edad de grillo o de luciérnaga
un poco de oído, un poco de luz y nada
siempre primerizo en su morir
como un recién nacido en su dormir con esas entrecejas temblorosas.
No es la primera vez
que hace lo que no le da la gana,
sin embargo, siempre tarda en aceptar
el golpe o el cuchillo
porque es la primera vez
que lo usa de verdad.
Si es la primera vez, el hombre
debe haber contado tanta lluvia, tantos granos de arroz, tantos días de vida
porque al fin y al cabo,es la primera vez que los estrena.
¿Qué importa que haya público o no
si es que el estreno está programado y que se ha de hacer?
Lo que importa es contar los labios, los dientes, los cacahuetes y las manitas.
Si es la primera vez que nace, el hombre
debe haber sido más tiempo mamón, en vez de ser matemático de edad.
Si es la primera vez que vive, el hombre
debe haber vivido solamente de las uvas de la vida
con más lenguas, con más labios, con más pechos.
Y más que nada, debe haber sabido contar las gotas de lluvia y relámpagos.
El primer hombre ha ganado toda la vida por sus sudores incontables
y lamenta escribir en prosa el vértigo que siente
ante las tinieblas que se avecinan.
La verdad, tiene miedo, porque es la primera vez que se muere
miedo a ser oscuridad sin miedo, sin hernia.
VIVO SIN VIVIR EM MÍ
Yo no vivo de los víveres de ayer sino de este
ir y venir de caf'e con leche, de buenos días
y de una lluvia rubia como del sol o de algún corazón vecino.
La verdad es que estoy tan vivo
que vivo sin vivir en mí
hasta que la muerte me nombre guardián de alguna tumba
de algún desconocido muerto que dirán mío
que me da siempre miedo de mierda.
Yo me llamo Yong-Tae Min, aún sonoro en mi lengua y paladar
Tú me llamas Yong-Tae Min, en voz baja y quebradiza
y yo os respondo siempre igual, alegre, de una alegría anónima
hasta que me la quite de repente
alguna mano que no me conoce
alguna mano de algún xenófobo, venido de la tierra de los muertos.
(Pero aún esto es una mera suposición
texto o pre-texto para mis versos.)
Digo que no vivo de ayeres ni de mañanas sino de este
ir y venir de buenos días y de una lluvia rubia como del sol
y yo os respondo siempre alegre, de una alegría de piedra blanca
hasta que la muerte me separe de vosotros y que me nombre muerto, etcétera.
Si es que si ahora dejo de escribir, es porque me aburro
pero nunca creáis que he renacido hecho burro:
Nunca me muero yo
sino otro que va junto a mí o una sombra.
SECRETO DEL GENERAL
Yo no quisiera escribir un buen poema
porque tengo miedo
como tuviera miedo
de enamorarme de una chica verdaderamente buena.
Si Dios me ve escribir un buen poema
y cree que está bien hecho,
dirá que ya está bien
y es muy probable que me llame a su lado
cosa que no me gustaría demasiado.
A mí me gustaría conocer al poeta
si leo algún buen poema de él
y tomaríamos una copa juntos
hablando de esta vida de tristeza eterna
de los amores siempre yertos. yermos después de años.
Sin embargo, vivir es un acto heroico
porque todos somos un cuerpo suicida
por el mero hecho de vivir, cargados de la muerte.
El general deja su espada y saca
su vida de cada instante como escudo.
La guerra está ya perdida
y el general espera encontrar a una chica mañana
porque ha quedado con Carmen, Mari o Luci...
cuyo nombre no quiero acordarme
en el Portal del Belén, en la Estación de Seúl
a las 18 horas menos 13.
Lo demás es el secreto que nunca revelaría
hasta el fin del mundo.
¿POR QUE TENGO QUE PAGAR YO SOLO LAS COPAS?
He cambiado de costumbre: cuento mal las botellas del vino que he tomado. Digo que si hemos tomado entre los tres tres botellas, yo habría tomado solamente una botella. Sin embargo, no sucede lo mismo con tu recuerdo: Te recuerdas de haber tomado tú solo tres botellas y sufres su resaca correspondiente.
Dicen que cumplo este año sesenta y cinco años. Sin embargo, no he cumplido yo solo con la vida que llevo: ha habido a mi mesa muchas personas para comer y beber. Recuerdo a un niño carirredondo que decía siempre “Mamá, a la cama, a la cama, mamá”--esto me lo dijo mi madre-- .Recuerdo también a un joven alpinista que solía subir solo a la Gran Montaña Mudeung, Corea del Sur, siempre lleno de orgullo y ambición--esto lo tengo en la foto de mi álbum--. Recuerdo también a un Maestro de Taekwondo rompiendo cinco ladrillos con un puñetazo--esto lo dicen mis alumnos antiguos españoles-- Y recuerdo muchas personas más.
Sin embargo, la vida es triste, cumple años y toma vino. La vida es un juego de escondite. Tú cuentas con los ojos cerrados, uno. dos, tres, veinte, treinta, sesenta.... y sucede que al anochecer, se han ido los niños a casa o a alguna parte de no sé dónde. La verdad es que no recuerdo haber tomado sesenta y cinco botellas yo solo con este cuerpecillo. Sin embargo, me he quedado solo ahora en el atardecer con el peso de las sombras que se avecinan. Ya se han ido todos y mi madre y mi padre también y me piden que pague yo la cuenta de todo y el silencio y la lluvia y la nieve. ¿Qué diablos, por qué tengo que pagar yo solo la cuenta tan monstruosa que me va a matar?
RENDIJA
En una rendija
entre el corazón que te ama
y el corazón que me ama
descubrí mi yo
Metí mi yo
por la rendija
cuando desapareciste tú
donde desaparecí yo
Y apreció de pronto
Una alondra roja
en lo alto del surtidor
MI RISA
Me río y no es mi río.
Mi risa no se riza
sino se yergue hirsuta
en el abismo y abre
un océano azul
o inventa el alba
o unos dientes blanquísimos
en el mar de la noche
contra el precipicio
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