Los rostros pintados, los cuerpos escarificados, las joyas, los peinados,
las sabias mezclas de vegetales y plumas sólo son apreciados por la mirada
de los demás. Lo único que cuenta es la reacción del amigo o del vecino ante
sus decoraciones corporales.
Se pintan el cuerpo con arcilla coloreada hasta dos o tres veces al día, como
si cambiasen de vestido. Para los más jóvenes es una forma de coquetería,
de seducción, de fiesta... (leer más)
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Revista de Artes