En noviembre de 1979, Estrella Genta, poetisa uruguaya nacida en 1917, hija del prestigioso poeta Edgardo Ubaldo Genta, presa de tristes desolaciones, decidió dejar este mundo. También dejó una obra, consolidada a través de diversos y múltiples libros, de prosa y verso. Estos últimos, con títulos que se recrean desde “Cantos de la Palabra iluminada” (3 volúmenes titulados: “Las Cumbres – Naturaleza - Más Allá”, el primero; “ El columpio del día - el navío de la noche – Las almas” el segundo; y “Constelación del Sueño” el tercero)” publicados respectivamente en 1934 -cuando la autora aún no contaba los veinte años-, 1936 y 1938; pasando por “Elegía del Transito” de 1944; y “Poesías” de 1962; hasta “Génesis” publicado en enero de 1978. Toda la poesía de Estrella Genta es una búsqueda de lo místico, de lo metafísico en planos astrales, donde solía ahondar su planta con silente sandalia de iluminada. Así decía en el poema “Ontología”: Ser o no ser; una ecuación absurda. El espíritu busca los valores, Dará la solución clara y precisa
A pesar de haber realizado su creación en temprana edad, y en un momento en que la mayoría de los poetas de su generación escriben largas tiradas de versos, sorprende la concreción de la idea y la síntesis de sus textos, más apropiados para nuestro tiempo de urgencias y escasos momentos para el gozo de la lectura. Veamos como en el poema “El dique” en sólo dieciséis versos nos lleva a percibir, en un instante único, el desconocido poder que sacude las almas: Fue un instante tan sólo. Allá, dentro del alma, Sentí la voz terrible Pero chocó en el dique sin poder arrancarlo;
Pero en “Génesis” la búsqueda mística desciende a la realidad del mundo y se transforma en desgarrador llanto por la humanidad. Es una obra trascendente y así lo creía la autora. Agotada por abrumadora amargura, apuró la publicación de esta obra con gran solicitud. Y como entregando un testamento o un testimonio, lo puso en manos de amigos. Y en las nuestras, un ya lejano día de septiembre de mil novecientos setenta y ocho. Y es este evangelio de la humanidad, danzando en el pecho de la poeta y rondando su mente en clarividencia, el que nos trasmite Estrella Genta, a través de una angustiante obra. Aquí la poetisa se ha quitado su sandalia de caminante astral y con los pies llagados, sin renunciar a la hondura metafísica que es la característica primordial de su poesía, va “entre el árido polvo de los signos” por un “erial helado”, ya “de su propio ser desapegada”. En su poesía anterior se nos aparecía como una sacerdotisa antigua impregnada de misterio que guardara celosamente la llama de un altar. Un alma ardida en un amor extrahumano, empeñada en una búsqueda absoluta, serena y grave, trasmitiendo un presentimiento divino. En “Génesis” nos enfrenta desde los primeros poemas a una humanidad rebelada y arrepentida, arrastrando la amargura de la culpa original. Simbolizada en Eva, se identifica como “la mujer”. La Eva bíblica repetida mil veces en cada mujer a través de los tiempos. Eva en agonía que una y otra vez quiere volver y vuelve a Dios. Si antes su poesía trascendía mundos intangibles de presencias sobrehumanas, aquí rescata lo humano a través de lo histórico religioso, y desde allí se lanza a recorrer un árido camino en miles de Evas sucesivas que, sin embargo, siempre es una, identificada en el poema “Esa”: La que huye al abrazo de este mundo Esa, la que de hallarse en tantos rostros La que ha extendido un ala entre la sombra Esa que acaso ven los de la calle Sin suspender la búsqueda de lo infinito, la enraíza en la desvalida condición humana y la encamina, en amarga peripecia, al encuentro divino. En voz de Eva nos cuenta su origen cuando “cálido soplo insufló mi ventura” y luego pasa al terror: ”¿Qué sombra del abismo me nubló la mirada?” , “¿...porqué no perecí?” Desde ese instante es Eva -sin dejar de ser ella misma-. Eva maldecida que lleva a cuestas la atribulada peregrinación regada por la sangre de Abel. Éramos él y yo, germinó la simiente. Y luego de la tentación, accede al conocimiento y pronuncia: “mirando pavorida la creación y la nada / me tragó la amargura del terrible: Ahora sé.” Pero este es el tema de la primera parte, porque el libro está constituido por varios capítulos:”Génesis, El llorar de los llorares, Reconciliación, Perdido Edén, Hosanna, y Tríptico del éxtasis”, y a través de ellos la Eva bíblica se va disolviendo en una Eva actual desvalida y errante. ¿La misma poetisa? Quien sabe. Tal vez la mujer genérica a través del dolor personal junto a la inspiración y meditada observación de la poeta que pone en juego su experiencia de vida, pues este es su último libro, un libro escrito en su madurez intelectual y física, cuando la autora ha superado los sesenta años de su edad. La segunda parte del libro transcurre en versos terribles terminados en el poema “Llanto Crucial”. La mujer, la simple mujer doliente, a través de la poetisa nos adelanta su final trágico. Dice en “Llanto II”:”Ya la fatiga el corazón retarda/ Hiela el miedo la sangre en las arterias. (...) ¿Terrible será el fin como presiento?” Y en “Llanto V” Se me trabó la lengua Es en el dolor donde se encuentra el secreto de la vida. En la alquimia del dolor la humanidad, acosada por pruebas tremendas, adquiere el poder, o la fuerza, que sostenida en el instinto, la hace andar, sobre fango y espina, bajo rayo y tormenta, en búsqueda eterna de un bien presentido... o perdido y olvidado en remotas eras. ¿Quiso Estrella Genta en este libro recrear el primer libro de la Biblia e inconscientemente se mimetizó con Eva? No fue la primera vez que esta autora acudió al tema bíblico. En 1975 editó “EL Mesías” versión novelada de la vida de Jesucristo. Toda obra literaria trasciende esencia y sentimiento de su creador aún cuando esté fundamentada en una teoría religiosa, histórica o filosófica y ésta sea asumida o no, por el autor. El escritor, ser mental por necesidad y místico por vocación, en el que genes ancestrales impregnan reminiscencias de cosas no vividas, en el instante de inspiración no puede desprenderse nunca de su ser individual, humano y sensible, hecho a desgarrones y esperanzas, a ilusiones y desengaños. “Génesis” lleva, en medio de su devoción, profundizando en la senda bíblica, esa esencia humana al máximo. Como si la autora, habiendo buceado infinitas veces en su hondura interior hubiera aprehendido una filosofía metafísica particular, definida con claridad y manifiesta en todos sus poemas con iluminada belleza: “¡Ah, las reconditeces de mi ser reveladas! / Nadie bajó tan hondo a explorar en su espíritu!” Presintiendo su fin, parece haber volcado en los textos toda su energía vital y su angustia, dando testimonio.“... mi cansada pupila por el dolor se vela.../ Mas ¿quién alumbra el túnel aquel por el que arribo/ a otro inédito mundo...” Desde la tercera parte del libro es difícil seguir el rastro de Eva entre las muchas Evas con las cuales se identifica la poetisa. Ella es y no es, ocultando y descubriendo su alma con el antifaz de la primera mujer según el génesis. Va transformándose en muchas Evas humanas ya que ni ella misma se reconoce en esta Eva macerada “vid triturada en duro suelo” que alucinada dialoga con Dios desde “ estos ávidos rostros imperfectos..” En el poema “Las almas” de su libro “Cantos de la palabra Iluminada” ya interrogaba: “¿Cuál será entre todas las almas que llevo / la definitiva, perdurable, eterna?” ¿Serán esa almas las que, vertidas en el verso, forman el multifacético rostro que nos muestra o nos esconde en las diversas Evas de “Génesis?” Almas angustiadas, veladas por la imagen de la Eva primigenia, donde sus “pupilas talladas a vislumbres de Dios” reflejan vidas antiguas descifrando “claves de ocultos manuscritos y áureos talismanes” que le permitieron ofrecer esta historia recreada a ráfagas de abismo, como si al asomarse al origen gestara un desesperado afán de asirse a la inmortalidad. Canto a la vida eterna que llevo en mí. La vida Aún recuerdo las largas viviendas construidas Fui la del Medioevo, después, en el castillo, Corazón que palpitas con tantas existencias *********** E. Genta. “Constelación del Sueño” 1938. p. 57. *Escritora uruguaya. Su obra abarca los géneros de poesía, narrativa, ensayo, canciones, y cuento, poesía y teatro infantil, y aparece en bibliotecas y universidades de Hispanoamérica, EE.UU. y Europa, así como en más de 20 antologías de Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, México, Puerto Rico, Estados Unidos y España.
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