Los orígenes de la absenta son inciertos, según la creencia popular la receta fue descubierta por un doctor de origen francés llamado Pierre Ordinaire alrededor del año 1792 (la fecha exacta depende de la fuente) que vivía en Couvet (Suiza). Las hermanas del convento de Couvet vendían esta bebida como un elixir y de esta forma se dio a conocer. El Mayor Dubied fue la primera persona que adquirió la receta procedente de las monjas y de esta forma en 1797 su hijo Marcellin y su hijo político Henry-Louis Pernod abrieron la primera destilería de absenta, Dubied Père et Fils, en Couvet. La popularidad de la bebida y su fuerte demanda hicieron que en 1805 construyeran una segunda destilería en Pontarlier bajo otro nombre: Maison Pernod Fils.5
La popularidad de la absenta fue creciendo intensamente hasta la década de 1840 cuando se ofrecía a las tropas francesas como un medicamento antipirético. Cuando los soldados retornaban del frente compraban esta bebida en los bares y bistrós. Durante la década de 1860 la absenta se había vuelto tan popular que muchos cafés y cabarets indicaban que a las 5 p.m. se producía l'heure verte ('la hora verde').
Se convirtió por aquel entonces en la imagen principal del movimiento bohemio. En la década de 1880 el precio se disparó considerablemente debido a la fuerte demanda. No obstante se consideró la bebida nacional de Francia a comienzos del siglo XX, en 1910, por ejemplo, los franceses consumieron 36 millones de litros de absenta.
La absenta ha sido una bebida muy controvertida durante toda su historia, desde sus orígenes en Europa. Esto se debe a que ingerir una cierta cantidad sin ningún tipo de precauciones puede generar alucinaciones, razón por la cual en algunos países han decidido prohibirla. Con el tiempo algunos países han comenzado a levantar las prohibiciones, fijando unos límites máximos al contenido de tujonas, sustancia que afecta el sistema nervioso y que es la causante de dichas alucinaciones.
Los artistas de finales del siglo XIX y principios del XX, tales como Wilde, Van Gogh, Baudelaire, Manet, Picasso, Degas, Hemingway, Strindberg, Pessoa, Verlaine, Rimbaud, entre otros, consumían absenta, ya que suponían que inducía a la inspiración artística.
El bebedor de ajenjo - Viktor Oliva, (1861 – 1928), pintor e ilustrador checo.
En 1888 Van Gogh, según el mito, ebrio de absenta, se cortó el lóbulo de la oreja y se lo dio a una joven prostituta. El adusto realismo de L'Absinthe, tema popular entre artistas bohemios franceses, fue visto patológicamente por los críticos británicos, pero Picasso elevó la absenta a tema magistral en varias de sus obras. Hay una cita de Oscar Wilde que reza:
¿Cuál es la diferencia entre un vaso de absenta y el ocaso? ("What difference is there between a glass of absinthe and a sunset?")
En la novela "Le vol d'Icare" de Raymond Queneau, el personaje principal entra a un bar en el que los comensales beben absenta y uno de ellos le instruye en el arte de la preparación.
En el poema "El brindis del bohemio" 1915 del mexicano Guillermo Aguirre Fierro dedicado a la figura de la madre, se destaca un pasaje que dice:
Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.
En Absenta, de Juan Alberto Corrales no se menciona a la bebida en sí misma sino una visión personal a través de ella:
Abro mis párpados.
Es de nuevo la mañana clara cuando todo inició.
Luego la tarde tibia, luz tenue y dorada.
Cierro mis ojos.
Había algo de sol en invierno.
Sus ojos, su cabello como el cielo,
tarde transparente como una marquesina sin color.
El ajenjo y el tango
Hasta el tango supo ocuparse del ajenjo y de sus muchos sucedáneos. El ejemplo más obvio tal vez sea "Copa de ajenjo" (Juan Canaro-Carlos Pesce), que grabaran Azucena Maizani y Angel Vargas: "Y en esta copa de ajenjo/ en vano pretendo/ mi pena olvidar".
Copa de ajenjo -Tango - Música: Juan Canaro - Letra: Carlos Pesce, escuchemos la versión de Angel Vargas, grabada en 1952:
Suena tango compañero,
suena que quiero cantar,
porque esta noche la espero
y sé que no ha de llegar.
Y en esta copa de ajenjo
en vano pretendo mis penas ahogar.
Suena tango compañero,
suena que quiero llorar.
Pensar que la quise tanto
y embrujao por sus encantos
hoy perdí la dignidad.
Soy un borracho perdido
que en la copa del olvido
busca su felicidad.
Son caprichos del destino,
que lo quiso una mujer,
si está marcado mi sino
quién sabe si ha de volver...
¡Pero yo la esperaré!
Suena tango compañero,
como una recordación.
Si lloro porque la quiero,
son cosas del corazón.
Sirva otra copa de ajenjo
que a nadie le importa si quiero tomar.
Porque esta noche la espero
y sé que no ha de llegar.
La bebida también era conocida como suissé. Así la nombra Nicolás Olivari en El almacén: "Era un pretexto soslayado para empinarse copa tras copa de venenoso suissé". Y está el tango "El pescante" (Piana-Manzi), registrado por Canaro, Demare y Alberto Castillo: "En mis aventuras/ viví una locura/ de amor y suissé".
Una lista más o menos completa de los tangos que hacen referencia al pernod no debería dejar de mencionar que en "Seguí mi consejo" (Merico-Tronge), grabado por Gardel en 1929, se oye "antes de morfar, rociate/ con unos cuantos pernod"; que "Maula" (Soliño), éxito de Rosita Quiroga en los años veinte, retrata a "la barra del boliche/ borracha de pernod"; o que "Se llamaba Eduardo Arolas" (D'Agostino-Cadícamo), grabado en 1953 por la orquesta de Angel D'Agostino, dice que "el veneno verde del pernod/ fue tu amigo de bohemia".
Todavía se debate si la muerte prematura del bandoneonista y compositor Eduardo Arolas, a los 31 años en París, fue precipitada por el consumo de ajenjo. Para algunos estudiosos, como José Gobello, esto es altamente probable. Tanto Arolas como Gardel y Cadícamo llegaron a formar parte de la bohemia de Montmartre, de allí que el pernod esté ligado a su historia y sus canciones.
Pero también es lícito pensar que otros hombres vinculados al tango hayan llegado a enterarse del ajenjo por intermedio de Rubén Darío o Manuel Machado, autor este último de "El alma de ajenjo", o incluso por haber leído al poeta colombiano Julio Flórez.
La absenta en el cine
Muchos personajes la han bebido a lo largo de la historia del cine; Paul Verlaine aparece bebiéndola en Total Eclipse (1995). En Deceiver (1997), el personaje de Tim Roth también la bebe.
Es un tema recurrente también en películas independientes como Murder by Numbers (2002) o Eurotrip (2004), donde la buscan un grupo de adolescentes por Bratislava. Una de las escenas más destacadas referentes a la absenta, proviene de la película Drácula de Bram Stoker con Gary Oldman y Winona Ryder; el príncipe Vlad (Oldman) la bebe con Mina Harker (Ryder) en un restaurante de Londres.
Algunos otros detalles para quienes deseen profundizar:
La palabra deriva del latín absinthium que a su vez proviene del griego αψινθιον (apsinthion) y que se puede traducir como 'no-bebible'. Existen raíces de la palabra enlazadas a la palabra persa spand o aspand e incluso a la variante esfand con la que se denomina así a una hierba de gusto amargo. Antiguamente esta planta se quemaba como signo de ofrenda y este ritual puede dar como pista sus orígenes protoindoeuropeos, ya que en urdú la raíz *spend" significa «llevar a cabo un ritual» o «hacer ofrendas».
La composición principal de esta bebida es el aporte de aromas de la planta Artemisia absinthium o ajenjo, el de las flores del hinojo y el anís. A esta triple composición se le ha denominado jocosamente «la santa trinidad». Dependiendo de los gustos aparecen en menores cantidades otras plantas tales como: hisopo, la melisa y pequeña artemisa. Existen recetas en las que aparece la raíz de la angélica, hojas de cálamo, hojas de dictamnus, cilantro, verónica, hojas de enebro, nuez moscada, regaliz, así como diferentes hierbas de origen silvestre.
Históricamente ha habido cinco grados de absenta en orden creciente de contenido alcohólico: ordinaire, demi-fine, fine, supérieure y Suisse (que no denota su origen). La de máxima calidad (Suisse) tenía un contenido alcohólico de entre 65 y 72%, la fine un 55% y la ordinaire un 45%.3 A finales del siglo XIX se elaboraban productos falsificados de absenta donde ocasionalmente se adulteraba con virutas de cobre, zinc o índigo con el objeto de dar color verde y sabores característicos. La adulteración con cloruro de antimonio para producir el efecto louché y junto con el dopaje de otros productos tóxicos contribuyeron a que la absenta tuviera una reputación de inductora a la alucinación.
Actualmente existen diversas variedades que, para acentuar su sabor, utilizan menta e incluso cannabis. No obstante conviene recordar que muchas de las hierbas empleadas en la elaboración pueden ser venenosas en grandes concentraciones. Es por esta razón que se aconseja no tomar esta bebida pura.