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Tango

Buenos Aires - Argentina
Año X - Nº 41 - Nov. / Dic. 2013
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EL TANGO, POESÍA Y MÚSICA POPULAR  DEL SER ARGENTINO

Gustavo Rubens Agüero

(Salta, 10 de octubre de 2013, Argentina)

El Tango nació, creció y se proyectó -con el tiempo- como una manera de sentir y descubrir los avatares de la existencia. Fue testimonio y sentimientos del hombre del Río de la Plata.

 

Tangere, Fandango, Tambó, tangó; son algunas de las acepciones  de donde sostienen estudiosos e investigadores deriva la palabra tango.

 

Podemos decir que el tango como expresión de sentimientos profundos y artísticos, es también producto de un anhelo colectivo. Es evocación permanente, tiempo que se vuelve sí mismo. Entonces las formas de vivir y morir  de los hombres y mujeres urbanos, siguen siendo una fuente inacabable y popular que alimenta una dialéctica poética  que configura las tramas del ser argentino.

 

En sus orígenes fue, quizás, el mundo convulsionado  que arrastraba actitudes y  vestigios del romanticismo, los que iniciaron las primeras composiciones musicales. A ello se sumaron el nacimiento de barrios y villas, el floreciente comercio y la industria  que se desarrollaba ante el devenir de una nueva forma de sentir, vivir y cantar.

 

El arribo de los emigrantes italianos, la transformación del campo y el olvido de la figura del gaucho como eje central de argentinidad, fueron algunos factores sociales que  iniciaron  un nuevo signo de expresión en el Río de la Plata.

 

Después del 20  el tango -como música y canción- sale de los prostíbulos y cabarets, ya tiene una aceptación popular. Se lo reconoce  y asciende progresivamente. Primero se lo baila junto a un organillero que comparte su música con la gente que pasa junto a su función callejera. Luego vienen las noches del arrabal en distintos bailes en casas  de los barrios porteños. Hasta que al fin llega a los salones  elegantes y cafés como Los inmortales, de Buenos Aires y la Guirnalda de Uruguay.

 

El poeta salteño Carlos Hugo Aparicio me decía en una charla entusiasta que  “el tango es poesía y baile sensual, donde están presentes las vivencias más profundas del ser humano”.

 

Poesía hasta el alma, sentida hasta los huesos de la memoria, esa fue la poesía que nos legaron  creadores como: Pascual Contursi, Celedonio Flores, Cátulo Castillo, Homero Manzi y Enrique Santos Discépolo, entre otros

Poetas del tango  que, injustamente, en la mayoría de los casos,  nunca fueron incluidos en antologías de valor poético. Es decir que los grandes “antólogos” de la historia de la literatura argentina, siempre consideraron a las “letras” del tango, sólo canciones populares que no cumplen el requisito de la poesía universal…

 

 

Lunfareo, en un feca de atorrantes

 

 

Otro aspecto del tango es el lunfardo… dialecto, jerga, metalenguaje, vocabulario marginal, o glosario de la picardía argentina.

 

Uno de los orígenes del lunfardo está ligado a “la jerga del hampa y la delincuencia y está formado lingüísticamente por términos dialectales provenientes del gitano, el argot francés y el inglés relativo al deporte”, como afirma Meri Franco-leo, en su libro Motivos del tango.

 

Fue  importante -como en el tango- el  lunfardo ganó su lugar con los costumbristas  y favorecieron a la difusión y al uso del léxico que ahondó en la forma de hablar de los argentinos. Con el paso del tiempo fue mutando e incorporando nuevos  vocablos sin desparecer. Aún hoy,  en este nuevo milenio.

 

El lunfardo también ingresó al cine con las películas a partir del año 1933, con  “Tango”, dirigida por  Luis Moglia Barth. También estuvo y fue usado en las crónicas  periodísticas de las radios,  diarios y revistas de la época.

 

Con la llegada de la televisión se incorporó este lenguaje popular en programas de cómicos famosos. El extraño fenómeno  del lunfardo es aceptado por el porteño que lo incorpora a su habla coloquial, con cierto humor y como una burla a la situación social. Y en la actualidad el lunfardo también está presente en  algunas canciones de los rockeros y hasta en la cumbia villera, en donde encontró  mejor aceptación.

 

El tango generó un lugar de encuentros y desencuentros y como  celebrará Jorge Luis Borges un lugar de “guapos legendarios”. 

 

Ahora mientras  duerme la ciudad y se parece en el cielo una bocanada de estrellas, un hombre fuma  -parsimoniosamente- su cigarrillo y su mirada se confunde con la noche, adonde todavía se oyen los tacos altos de una mujer que se aleja…Entonces  un piano, un bandoneón y una guitarra lo convocan a una fiesta mágica, donde la  voz del cantante se vuelve tango y las luces se opacan sobre este patio viejo y solitario de la morocha de Flores.

 

 
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