SHOMEI TOMATSU
Japón, 1930-2012
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“Sueño con un nuevo tipo de cámara conectada directamente a la corteza cerebral. No más grande que un par de lentes ni más pesada que un sombrero. Funcionaría de continuo, ajustando automáticamente la velocidad de obturación, la apertura, el foco y moviendo el zoom de lo más cercano a lo más lejano. Bastaría con que el fotógrafo pensara que quiere fotografiar determinada cosa. La película se rebobinaría automáticamente y podríamos tomar mil fotos sin cambiarla. Sería tanto en blanco y negro como en color. No sería posible registrar al mismo tiempo el lugar donde uno se encontrara, pero sí el día y la hora de cada foto, que quedaría registrada en el borde del film, automáticamente (…) Con esta cámara acoplada a mi cuerpo dispararía y dispararía y dispararía…”
(Shomei Tomatsu, Skin of the Nation, 1968)
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Tomatsu, nacido en Nagoya, comenzó a tomar fotos en su niñez y tras graduarse en Económicas por la Universidad de Aichi (centro), comenzó a producir instantáneas para el gran grupo editorial Iwanami.
Dos años después decidió convertirse en freelance y en 1959 fundó el grupo “Vivo” con los también fotógrafos Eiko Hosoe e Ikko Narahara.
El libro “Hiroshima-Nagasaki Document 1961″ publicado ese año en colaboración con otro fotógrafo, Ken Domon, y que incluía retratos suyos de supervivientes de la bomba atómica que fue lanzada sobre Nagasaki el 9 de agosto de 1945 llamó por primer vez la atención de público y crítica.
“Fue una persona que tenía una gran mirada con respecto a Nagasaki y su muerte nos ha provocado un vacío en el corazón. A través de las obras que nos ha dejado trataremos de seguir expresando su voluntad “, explicó a Efe un portavoz del Museo de la Bomba de Nagasaki, que alberga una colección de 614 obras suyas.
La última gran exposición sobre su trabajo se celebró en este museo entre septiembre y octubre de 2009, aunque periódicamente la institución organiza pequeñas exhibiciones.
Después de sus trabajos centrados en Nagasaki, Tomatsu se desplazó a Okinawa, cuando la provincia aún estaba bajo mando estadounidense (no fue devuelta a Japón hasta 1972), y allí capturó como nadie los elementos de la cultura tradicional ryukense, propia de este archipiélago.
Al mismo tiempo, retrató la vida en las bases estadounidenses y el día a día de los okinawenses bajo la ocupación, hasta componer una estupenda crónica del Japón de posguerra.
A finales de los noventa Tomatsu se mudó a Nagasaki, donde continuó retratando supervivientes de la bomba atómica con los que acabó por entablar una relación muy cercana, hasta que hace dos años volvió a trasladarse a Okinawa.
Según los críticos, Tomatsu supuso una importante influencia para la generación de fotógrafos que le sucedió, en la que destacan nombres como Takuma Nakahira o Daido Moriyama.
Melted bottle, from the series Nagasaki, 1961.
Botella de cerveza fundida y distorsionada debido al calor producido por el impacto
de una explosión nuclear, más respectivamente de la devastada ciudad de Nagasaki.
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Publicó varios libros y expuso en diversas galerías. Su trabajos se pueden encontrar en el Museo Metropolitano de Fotografía de Tokio, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, la Galería Nacional de Canadá, el Museo de Arte Moderno de San Francisco y la Galería de Arte Corcoran.
Fuentes:
ojoscaleidoscopio.blogspot.com.ar/
www.republica.com
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