- Hubo un estallido de trompetas
–recordaba-, luces, aplausos, redoble de tambores, los chistes
estrepitosos de los payasos; su arrastre de los pies, sus cabriolas,
su hilarante irracionalidad de pelagatos, me hicieron pensar que de
alguna manera me esperaban, que me reconocían y estaban aguardándome.
Volví al circo tan a menudo como pude, llegaba temprano, para los
ensayos y me quedaba en todas las funciones. En una oportunidad mi
familia y mis maestros me buscaron por todas partes hasta la medianoche,
sin imaginar siquiera que me encontraba a unos pasos de distancia. Poco después, en la escuela,
un maestro lo convirtió en un ejemplo con una reprimenda pública.
Señalándolo con un bastón, dijo: “Tenemos a un payaso en nuestra
clase.” La censura tuvo un efecto contrario. “Casi me
desvanecí de la alegría”, recuerda Fellini.” Hollis Alpert :FELLINI. Javier Vergara Editor –
Buenos Aires. Argentina. 1988. |
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