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Ch'éng
Hao, en un poema de solo 20 sílabas titulado "Consecución"
alude en lenguaje velado a la experiencia mística suprema.
La serenidad ha descendido,
Todo es tranquilidad.
Sigo durmiendo, aunque la ventana oriental
Enrojece con el amanecer,
En silencio contemplo
Las diez mil formas
Que espontáneamente hecha al mundo
La mano de la naturaleza.
Dulcemente las estaciones alcanzan la plenitud
…y así sucede con los hombres.
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Un
ermitaño taoísta que quiso que lo llamaran Pai Yu Ch'an,
que significa "Sapo de la Luna Blanca" escribe un poema sobre
el Monte Wu I, de esta manera:
Rápido corre el torrente, teñido de verde
Por las hierbas fragantes.
Los viejos pinos toman el matiz
Azulado de las montañas lejanas.
De pié donde borbota el agua
Levanto mi flauta.
Niños inmortales se juntan en la cueva
Para escuchar su música,
Bajo los precipicios, la niebla se espesa.
¡No viene nadie todavía!
Suavemente descienden nubes blancas,
Oh… suavemente,
Cubriendo con su velo el musgo verdoso
Los pinos han alfombrado la tierra,
Enmudecen ahora los pájaros;
Una brisa ligera abanica mi saco de caminante
Alentando sueños. |
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Li F'éng
procura transmitirnos así, la dicha de la meditación:
Lánguidamente, en brazos de la brisa
Llegan los aromas de casia y pino.
El frío esplendor de laguna
Baña el pórtico del templo.
En la falda de la quietud,
Sentado está el ermitaño
Que a mundos lejanos vuela.
Para él, todo sonido es silencio
Y no hay nada más en absoluto…
Sólo un frescor que todo lo penetra. |
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