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SÓLO
EN LA BOCA
Es sábado.
Y es, también, enero.
Desde el interior de una habitación
Que alumbra el resplandor que penetra
Por la ventana entreabierta,
Un reloj de pared, antiguo,
Señala la hora acaso exacta de un instante…
El sol cae sobre el barrio y la calle desierta;
Cae como suele hacerlo a esta hora en este mes:
Cae a plomo sin misericordia…
Las casas de zinc,
Tristes a pesar del sol que las incendia, casi,
Son más que las otras…
Es que el tránsito por la calle Lamadrid,
A pocos metros de la esquina que atraviesan,
Conjuntamente,
La calle Garibaldi
Y las vías de un ferrocarril increíble
Que comienza y termina no sé ni importa donde…
Sé, en cambio, que allí, a mi derecha, está Caminito,
La calle-teatro; breve, sesgada, única…
Y sé, también, que a sus pies,
Con toda la policromía y el talento de Quinquela,
Está el Riachuelo de…Quinquela.
-.-
Afirmo que aquí, Juan de Dios Filiberto, músico,
No pudo componer más que tangos;
Porque sólo aquí, en la Boca,
Sin bandoneones o guitarra que lo reiteren;
Porque sólo aquí, en plena siesta,
Sin la nocturnidad que le es casi circunstancial,
El tango se nos mete por los ojos.
Año: 1970
Jorge Arturo Burbridge |
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