|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Existe
en varios pueblos de Aragón una costumbre que tal vez sea única
en el mundo, la de los tambores del Viernes Santo. Se tocan tambores
en Alcañiz y en Hijar. Pero en ningún sitio, con una fuerza
tan misteriosa e irresistible como en Calanda.
Esta costumbre que se remonta a fines del siglo XVIII, se había
perdido hacia 1900. Un cura de Calanda, Mons. Vicente Allanegui, la
resucitó. |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Los
tambores de Calanda redoblan sin interrupción, o poco menos, desde
el mediodía del Viernes Santo hasta la misma hora del sábado,
en conmemoración de las tinieblas que se extendieron sobre la tierra
en el instante de la muerte de Cristo, de los terremotos, de las rocas
desmoronadas y del velo del templo rasgado de arriba abajo. Es una ceremonia
colectiva impresionante, cargada de una extraña emoción,
que yo escuché por primera vez desde la cuna, a los dos meses de
edad. Después participé
en ella en varias ocasiones, hasta hace pocos años, dando a conocer
estos tambores a numerosos amigos que quedaron tan impresionados como
yo. |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
En
1980, durante mi último viaje a España, se reunió
a varios invitados en un castillo medieval cercano a Madrid y se les
ofreció la sorpresa de una alborada de tambores venidos especialmente
de Calanda. Entre los invitados figuraban excelentes amigos como Julio
Alejandro, Fernando Rey y José Luis Barros. Todos dijeron haberse
sentido conmovidos sin saber por qué. Cinco confesaron que incluso
habían llorado.
Ignoro qué es lo que provoca esta emoción, comparable
a la que a veces nace de la música. Sin duda se debe a las pulsaciones
de un ritmo secreto que nos llega del exterior, produciéndonos
un estremecimiento físico exento de toda razón. Mi hijo
Jean-Louis realizó un corto, Les tambours de Calanda, y yo utilicé
ese redoble profundo e inolvidable en varias películas, especialmente
en la Edad de oro y Nazarin.
En la época de mi niñez, no había más de
doscientos o trescientos participantes. Hoy son más de mil, con
seiscientos o setecientos tambores y cuatrocientos bombos.
Hacia mediodía del Viernes Santo, la multitud se congrega en
la plaza de la iglesia. Todos esperan en silencio, con el tambor en
bandolera. Si algún impaciente se adelanta en el redoble, la
muchedumbre entera le hace enmudecer.
A la primera campanada de las doce del reloj de la iglesia, un estruendo
enorme, como de un gran trueno retumba en todo el pueblo con una fuerza
aplastante. Todos los tambores redoblan a la vez. Una emoción
indefinible que pronto se convierte en una especie de embriaguez se
apodera de los hombres. Pasan dos horas redoblando así y luego
se forma una procesión, llamada El Pregón (el pregón
es el tambor oficial, el pregonero) que sale de la plaza principal y
da la vuelta al pueblo. Va tanta gente que los últimos aún
no han salido de la plaza cuando los primeros ya llegan por el otro
lado.
En la procesión van soldados romanos con barba postiza (llamados
putuntunes, palabra cuya pronunciación recuerda el ritmo del
tambor), centuriones, un general romano y un personaje llamado Longinos,
enfundado en una armadura de la Edad Media. Éste, que en principio
defiende de los profanadores el cuerpo de Dios, en un momento dado,
se bate en duelo con el general romano. Los tambores hacen corro en
torno a los dos combatientes. |
|
|
|
|
El
general romano da media vuelta sobre sí mismo para indicar que
está muerto, y entonces Longinos sella el sepulcro sobre el que
debe velar.
El Cristo está representado por una imagen que yace en un féretro
de cristal.
Durante toda la procesión, se canta el texto de la Pasión,
en el que aparece varias veces la expresión los pérfidos
judíos que fue suprimida por Juan XXIII.
Hacia las cinco todo se ha consumado. Se observa entonces un momento
de silencio y los tambores vuelven a sonar para no callar hasta el día
siguiente a mediodía.
Los redobles se rigen por cinco o seis ritmos diferentes que no he olvidado.
Cuando dos grupos que siguen ritmos distintos se encuentran al doblar
una esquina, se paran frente a frente, y entonces se produce un auténtico
duelo de ritmos que puede durar una hora o más. El grupo más
débil asume entonces el ritmo del más fuerte. |
|
Luis
Buñuel nació en Calanda, Teruel, el año 1900. Falleció
en 1984. En su juventud, en la Residencia de Estudiantes de Madrid hizo
amistad con las figuras más destacadas del mundo intelectual
y artístico español: Dalí, García Lorca,
Alberti… Inició su carrera cinematográfica en París,
donde frecuento ambientes surrealistas. Fruto de tal período
fueron sus películas Le chien andalou y L'age d'or. Durante la
guerra civil española colaboró con el bando republicano.
Posteriormente intentó hacer cine en Hollywood, aunque su definitiva
consagración como director la logró en México.
Su filmografía lo convierte en uno de los principales cineastas
españoles e internacionales de nuestro siglo.
BUÑUEL,
LUIS - CARRIERE, JEAN-CLAUDE: MI ULTIMO SUSPIRO. Plaza &
Janes Editores, S.A. Sexta edición (1° en esta colección
Memorias) Febrero, 1987. Barcelona. España.
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Los
tambores, fenómeno asombroso, arrollador, cósmico, que
roza el inconsciente colectivo, hacen temblar el suelo bajo nuestros
pies. Basta poner la mano en la pared de una casa para sentirla vibrar.
La naturaleza sigue el ritmo de los tambores que se prolonga durante
toda la noche. Si alguien se duerme arrullado por el fragor de los tambores,
se despierta sobresaltado cuando éstos se alejan abandonándolo.
Al amanecer, la membrana de los tambores se mancha de sangre: las manos
sangran de tanto redoblar. Y eso que son manos rudas, de campesino.
El sábado por la mañana, mientras unos conmemoran la subida
al Calvario ascendiendo a una colina cercana al pueblo en la que hay
un vía crucis, los demás siguen tocando. A las siete,
se reúnen todos para la procesión llamada del Entierro.
A la primera campanada de las doce, todos los tambores enmudecen hasta
el año siguiente. Pero, incluso después de volver a la
vida cotidiana, algunos vecinos de Calanda aún hablan a tirones,
siguiendo el ritmo de los tambores dormidos. LUIS BUÑUEL |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
www.artistasyartesanos.com.ar |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|